Lo primero que tenemos que saber, es que, cuando nosotros pecamos perdemos el estado de Gracia que obtuvimos por el bautismo, adquirimos una culpa por los pecados cometidos y además se crean una serie de consecuencias temporales a causa de nuestros pecados.
Cuando acudimos al sacramento de la reconciliación o comúnmente llamado confesión, obtenemos el perdón de la culpa y con la penitencia reparamos una parte de las consecuencias temporales, pero no todas, y eso que no reparamos en vida con penitencias y obras de caridad lo tendremos que purgar en el purgatorio.
Mientras que, cuando se cumplen todos los pasos para obtener la indulgencia plenaria, lo que logra ésta es borrar todas las penas temporales por los pecados ya perdonados, permitiendo que el alma pase directo al cielo o en el caso de los fieles difuntos sacarlos del purgatorio.
