Conozca la antigua devoción de los 33 credos

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Una de las devociones poco conocidas que se pueden hacer en esta Cuaresma y especialmente el Viernes Santo, es la devoción de los 33 credos. Consiste en repetir 33 veces el Credo, ya sea el de los apóstoles o el niceno constantinopolitano. Se comienza con la señal de la cruz, luego se recita un Padre Nuestro. De allí, 11 credos y parte de las alabanzas del profeta Daniel (3, 52-64). De allí, se vuelve a recitar un Padre Nuestro 11 Credos y otra parte de las alabanzas Daniel (3, 65-77). En la tercera parte, se reza nuevamente el Padre Nuestro, 11 Credos y las ultimas alabanzas Daniel (3, 78- 90). Para concluir, se reza Padre Nuestro y tres veces el Gloria.

Tradición

Esta devoción es de origen franciscano y en el país se rezan en diversos lugares. Uno de los sitios que mantiene esta devoción, es la comunidad de Coa Abajo, una aldea de Francisco Morazán que pertenece a la parroquia El Salvador del Mundo. Según María Elena Raudales, pobladora de esta comunidad, desde hace más de 100 años se rezan los 33 credos ahí. “Según me contaba mi mamá, ella desde muy joven participaba de esta devoción. Se hace antes de la procesión del Santo Entierro. Se carga la cruz, mientras se va rezando los 33 credos. Aquí, solo lo hacen mujeres siempre y cuando estén solteras o casadas. En unión libre no se les permite participar en esta devoción”, puntualizó.

Fervor

Los Caballeros del Santo Entierro de Tegucigalpa realizan esta devoción cada Viernes Santo después de los oficios de la Pasión y antes de las siete palabras. Según Erick Álvarez, integrante de esta hermandad, “En el Credo, aparte que afianzamos lo que creemos, también es una vida, la que Jesús llevó. 33 por los años de vida que tuvo en esta tierra, ya que se hace como recordatorio. Tiene una duración de una hora y veinte minutos, es lo nos lleva a rezar los 33 credos”. El objetivo de esta obra de piedad popular es bastante significativo ya que la devoción a ella se utiliza para pedir misericordia, aplacar actos violentos, las guerras, los fenómenos naturales y para vencer las asechanzas del demonio. De igual forma, esta práctica es una acción sencilla que permite a personas de cualquier condición enumerar las bases en las cuales está amparada su fe.

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