La Planificación Familiar Natural es un programa educativo que ayuda a las parejas a planificar el tamaño de sus familias. Les enseña a observar, anotar e interpretar cambios en el cuerpo de la mujer relacionados con la ovulación. Con este conocimiento, las parejas pueden identificar las fases fértiles e infértiles del ciclo menstrual de la mujer.
Métodos Efectivos:
Hoy los Métodos de Planificación Familiar Natural son exactos y precisos. Se han desarrollado por investigadores médicos que tienen un conocimiento integral de la biología humana y la fertilidad. Estos métodos de estudio de la fertilidad utilizan la observación diaria de las señales y síntomas que reflejan los cambios hormonales del ciclo menstrual de la mujer. Al aprender a interpretar estas señales, las parejas pueden evitar, posponer o lograr el embarazo.
Las mujeres pueden usar la Planificación Familiar Natural durante todos sus años fértiles. Estos métodos funcionan para las mujeres con ciclos menstruales regulares, irregulares, para después del parto, durante la lactancia y acercándose a la menopausia.
Doctrina Católica
Las enseñanzas de la Iglesia
La Iglesia nos recuerda que Dios tiene un diseño, un plan en mente para todos nosotros. Parte del diseño para una pareja casada es que se entreguen uno al otro íntimamente – emocional, espiritual y físicamente.
Esa intimidad física debe tomar en consideración la naturaleza y la finalidad del acto conyugal, según lo que Dios quería que fuera. Parte de la “naturaleza y la finalidad del acto matrimonial” es que nos entreguemos a sí mismos de diferentes maneras – incluyendo las relaciones sexuales. Los dos aspectos de la intimidad de las relaciones sexuales que son inseparables son la unión y la procreación.
La unión significa que el hacer el amor debe ser un acto unitivo para nosotros y para nuestra relación. No debe haber ninguna barrera emocional, espiritual o física entre la pareja.
En Amoris Laetita 81 (La Alegria del Amor), El Papa Francisco nos dice: De esta manera, el Creador hizo al hombre y a la mujer partícipes de la obra de su creación y, al mismo tiempo, los hizo instrumentos de su amor, confiando a su responsabilidad el futuro de la humanidad a través de la transmisión de la vida humana»[89].