La Virgen de la Leche, también conocida como Nuestra Señora de la Leche y Buen Parto, es una advocación mariana que destaca la maternidad y el acto de amamantar, simbolizando el cuidado y amor maternal. Esta devoción, con raíces en la Edad Media, se extendió rápidamente debido a la intercesión en asuntos de maternidad y cuidado infantil.
La imagen de la Virgen amamantando al Niño Jesús resalta la humanidad y la ternura de María, simbolizando tanto el sustento físico como el alimento espiritual.
En Belén, cerca de la Basílica de la Natividad, se encuentra la Gruta de la Leche, donde la tradición dice que una gota de la leche de María cambió el color de una roca a blanco. Este lugar es un sitio de peregrinación para aquellos que buscan la intercesión de la Virgen para la maternidad.
Esta advocación es un recordatorio del amor y cuidado maternal de María, proporcionando esperanza y consuelo en los desafíos de la maternidad y crianza.