Confesar nuestros pecados nos llena de vergüenza, pero nos sana

Este Sacramento representa un encuentro de amor y misericordia, con el Dios que nos da la vida

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Durante su paso por la tierra Jesús instituyó los Sacramentos como signos eficaces de la gracia y se los confió a la Iglesia, por medio de ellos se nos aumenta la Gracia Divina. Todos son importantes y necesarios en la vida del cristiano, pero en este tiempo de Cuaresma queremos resaltar y potenciar uno en específico: La Reconciliación.

Aun sabiendo el efecto que hace en nosotros la confesión, a muchos nos llena de pena acercarnos al Sacerdote y confiar nuestros pecados. Es por ello, que el Presbítero Bairon Cárcamo, Vicario de la Basílica de Suyapa, recuerda que en la persona del sacerdote es Dios mismo quien habla y perdona las culpas. “No deben sentir pena, pues el Señor Jesús dijo, ‘lo que ates aquí en la tierra quedará atado en el cielo y lo que desates aquí en la tierra quedará desatado en el cielo’, entonces la confesión, es una fuente de espiritualidad. Y en este tiempo de Cuaresma es bueno limpiar y purificar nuestra alma”, expresó el Padre Bairon.

Consejos

Al tener conciencia que el sacerdote es un mediador que actúa en nombre y por cuenta de Jesús en la confesión, es necesario aplicar estos consejos que nos compartió el Padre Wilson Canizales, Vicario en la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús de Tegucigalpa. “Para una buena confesión es necesario sentir dolor de los pecados cometidos, meditar en silencio el daño que hemos hecho y decirlo al Señor por medio del sacerdote, sumando a ello, viene el perdón de Dios a través de la absolución, es importante hacer el propósito de enmienda que no dura solo la Cuaresma, sino toda la vida, y por último, cumplir la penitencia, esta es una forma de agradecerle al Señor que nos ha perdonado tanto”, expuso. La Hermana Rubenia Sánchez, consejera de misión en la Congregación Sagrado Corazón de Jesús, recalca que al confesar nuestros pecados somos aconsejados, perdonados por Dios, además podemos reparar el daño cometido y, sobre todo, esta práctica nos ayuda a no volver a caer en tentación.

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