En medio de un clima de inquietud y preocupación ante la creciente amenaza de la delincuencia organizada en Ecuador, la Conferencia Episcopal de Ecuador hace un llamado enérgico a todos los ciudadanos de buena voluntad para mantenerse unidos y resistir la violencia que amenaza la paz y la estabilidad del país.
En un comunicado emitido, el Conferencia expresó su profunda preocupación por la presencia de la delincuencia organizada que está sembrando caos y desesperación en la vida cotidiana de los ecuatorianos. La declaración destaca la necesidad de afrontar la violencia, independientemente de su origen, con unidad y determinación, mirando hacia el futuro con la fortaleza necesaria para preservar la esencia misma de Ecuador como un lugar de paz, trabajo y fraternidad.
Los obispos instaron a la población a no caer en el pánico infundado, advirtiendo sobre la peligrosidad de difundir información alarmista en redes sociales que pueda favorecer a los violentos. También hizo un llamado a no subestimar la gravedad de la situación, recordando que la lucha contra la violencia no solo compete a las autoridades, sino a toda la sociedad.
En un tono firme, el escrito establece que cualquier actividad contraria a la ley, ya sea en la sociedad o en el Estado, debe considerarse como una traición a la Patria y a los valores más sagrados de la ecuatorianidad. Además, se hace hincapié en la fe que caracteriza al pueblo ecuatoriano, confiando en Dios como el juez de nuestras vidas y encomendándole la integridad de cada ciudadano de bien.
Este año, marcado por la celebración de los 150 años de la Consagración de Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús, el Consejo de Presidencia renovó su compromiso con la vida y la justicia, solicitando la intervención divina para “salvar al Ecuador” y restaurar la paz en el país.
Ante la adversidad, Ecuador se une con determinación, recordando su identidad como nación de fe y esperanza, confiando en que, con la colaboración de todos los ciudadanos, la paz prevalecerá sobre la violencia.
