La Catedral San Isidro Labrador, ubicada en el corazón de La Ceiba, Atlántida, ha sido durante más de medio siglo, un testigo del crecimiento urbano, espiritual y social de esta pujante ciudad hondureña.
Consagración
La actual iglesia fue edificada entre 1951 y 1952, tras la iniciativa de la junta edificadora constituida durante la Semana Santa de 1945, bajo el liderazgo del Padre José García. La primera piedra se colocó el 22 de julio de 1951, y el templo fue solemnemente bendecido el 22 de junio de 1952. El traslado formal de la sede parroquial desde la antigua Iglesia de la Milagrosa al nuevo templo de San Isidro ocurrió el uno de abril de 1953. Originalmente era una parroquia de La Ceiba bajo el cuidado del obispado de San Pedro Sula, el templo fue elevado a Catedral el 11 de febrero de 2012, al crearse la Diócesis de La Ceiba, erigida por bula papal el 30 de diciembre de 2011. Ese mismo día, fue ordenado su primer obispo, el franciscano irlandés Monseñor Michael Lenihan.
Servicio a la feligresía y proyección social
Desde su fundación como parroquia en 1903 y especialmente tras su conversión en catedral en 2012, el templo ha sido centro de formación espiritual, promoción de comunidades y obras sociales. Los paulinos y claretianos fundaron múltiples parroquias derivadas, como Santa Rosa de Lima, La Natividad o San Antonio María Claret, extendiendo la atención pastoral a diversas zonas de La Ceiba y departamentos vecinos.
Arquitectura
La Catedral, aunque construida en los años cincuenta, mantiene líneas sencillas y funcionales propias del diseño eclesial posconciliar, con una estructura de hierro reforzada que sustituyó la originaria de madera, y un techo de láminas de aluzinc que reemplazó al asbesto. En una restauración reciente en 2017, se modernizó su iluminación con tecnología LED, se renovaron las estaciones del Vía Crucis y se recuperó el cielo falso, además de repintar el interior en tonos cálidos y acogedores.
Liderazgo

La comunidad sufrió la influencia pastoral de diferentes órdenes religiosas y del clero diocesano, como por ejemplo, hubo sacerdotes diocesanos como los padres Antonio Núñez (1903–1907) y Ángel García (desde 1909), quienes fueron los primeros párrocos, bajo la vieja Parroquia de la Inmaculada Concepción (Iglesia de la Milagrosa). Hubo padres Paulinos desde 1912 hasta diciembre de 1967; ellos hicieron crecer la comunidad ceibeña y fomentaron numerosas obras sociales y religiosas. El último párroco paulino fue el Padre Manuel Cavero. De igual forma hubo misioneros claretianos quienes asumieron en diciembre de 1967 y permanecieron al frente por más de cuatro décadas, promoviendo nuevas parroquias y fortaleciendo la presencia eclesial en Atlántida. Desde 2009, el clero diocesano hondureño dirige la catedral. El Padre Francisco Sánchez fue designado párroco, junto al vicario, el presbítero Óscar del Cid quien ahora está en la parroquia María Claret, y más recientemente Padre René Flores Pineda, quien fue sido nombrado párroco en funciones actuales y quien estuvo al frente de la Diócesis antes de ser nombrado el nuevo obispo.