Cargar la cruz evoca una aspiración para ver la gloria de Jesús

Los problemas o pruebas son muchas veces vistos como obstáculos en vez de oportunidades para crecer en la fe

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Enmarcada de manera muy profunda y especial en el tiempo de la Cuaresma y sumada a la realidad de la pandemia, de la pobreza, de la injusticia y otras situaciones, la experiencia de asumir la cruz a diario se convierte en un reto cada vez más complejo donde la fe toma un papel fundamental.

Trasfondo Así como los apóstoles Pedro, Santiago y Juan apreciaron la gloria del Señor previo a la pasión, podría acercarse la experiencia de fe de muchas personas que asumen la cruz como camino de cambio y de proximidad a Dios. Ante esto, el Padre Alberto Enamorado, Vicario de la Parroquia Cristo Resucitado, opina que ‘’Cargar con nuestra cruz es aceptar seguir a Jesucristo que venció la muerte muriendo en ella donde cargó con nuestros pecados, por tanto, hemos de llevar la nuestra para alcanzar la redención’’.

El Padre Alberto recalca que “la cruz era signo del peor de los castigos, pero con Jesús cambió para mostrar misericordia, amor y salvación”. Ánimo Como todo en la vida del ser humano, el reto de cargarla debe ser asumido con entusiasmo, aunque las posibilidades y caminos no sean los más claros. El Padre Alberto también afirma que ‘’no debemos tener miedo y desánimo a tomar nuestra cruz.

Debemos ser valientes y lejos de renegar o quejarnos, lo mejor es aceptarla’’. Al contemplar en el tiempo de Cuaresma con mayor detención la Pasión de Cristo, se podrá descubrir que el dolor de sus padecimientos fue causa de la expiación de los pecados. Esta enseñanza puede ayudar a comprender al Señor, descubrir en las cruces propias una oportunidad de aumento en la fe, de entrega total a Dios y de servicio al prójimo. La sensación que los amigos de Jesús muestran en el Monte Tabor al decir: ‘’Que bien se está aquí’’, puede ser vista como una comodidad excesiva, triunfalista, gozosa y sin sufrir; esto se reafirma en la famosa frase: ‘’Sin pasión no hay paraíso. Sin Viernes Santo, no hay Domingo de Resurrección’’.

Humildad

Aunque las cruces de cada día se vuelven más pesadas, el ejemplo del Jesús manso y humilde, invita al cristiano a asumirla con responsabilidad, reconociendo que sin Dios no se puede sobrellevar el peso y disponiendo el corazón para los frutos que esto produzca.

Visión

Las enseñanzas cuaresmales y de vida cotidiana, deben hacer entender que cargar con la cruz de cada día es muestra de la gloria del Señor que padeció para redimirnos, similar situación pasa con cada una de las personas, quienes deberán tener claro su enfoque ante esto.

Prójimos

Muchas cruces son personales, pero hay otras en las que el espíritu del Cirineo debe prevalecer, dando esperanza, auxilio y descanso a aquellos a los que les cuesta portar con el madero. Esto también dispone el alma y cuerpo, para gozar algún día de la gloria eterna.

Oración

Las prácticas cuaresmales y una vida de oración permanente serán importantes para sostener el madero de día a día. Ante esto, el fortalecimiento de la espiritualidad personal y comunitaria harán más livianas las cruces y los caminos serán menos escabrosos.

Unión

El padecer y sufrir, afilia al cristiano con Jesús, acercándole a la experiencia vivida en El Calvario y dando sentido a que con el dolor también se purifica y se renueva la fe. En la actualidad en diversas ocasiones, se necesita de un escarmiento o aflicción para volver a Dios.

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