La Consagración a la Santísima Virgen María es una devoción tradicional católica que consiste en entregarse por completo en cuerpo y alma para pertenecer a Jesucristo por medio de su Madre. Dicha práctica es la manera más perfecta para pertenecer por completo a ellos. El promotor de la consagración fue San Luis María Grignion de Monfort, quien estableció un período de 33 días para la purificación del alma, de los cuales los primeros 12 son destinados para vaciarse de lo que aleja de la persona de Cristo. A esto le siguen tres semanas de oración con las que se busca profundizar, en la primera instancia, la relación con el alma misma, en la segunda semana con María y en la última con Jesús.
Disciplina
Hacer una Consagración Mariana requiere una inmensa disciplina. Antes de empezar a prepararse para hacer el Acto de Consagración, se debe pedir al Espíritu Santo que guíe a la persona en un discernimiento para esta finalidad, ya que este es un compromiso por la Virgen que debe ser tomado con seriedad, pero sobre todo con amor.
Frutos
Al finalizar los 33 días de preparación, se debe buscar el Sacramento de la Confesión, se toma la Comunión y se lleva a cabo la consagración que se pide sea durante una celebración de una advocación mariana. Cualquier persona que desee consagrar por completo su vida a la Madre de Dios, puede realizarlo a través de Consacratio Mundi en Honduras, quienes se dedican a que los miembros profundicen en el tratado de la verdadera devoción a la Virgen María.
Debemos recordar que el acto de consagrarse a María reconoce el lugar privilegiado que ella tiene en el plan de salvación y, por eso, la vinculación de la Iglesia y de los bautizados con la Madre de Dios. Así se cumplen las palabras de la misma Virgen que nos dicen: “Porque Dios ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada” (Lc 1, 48).
Claves
Esta devoción, que consiste en renovar las promesas bautismales, está abierta para que puedan consagrarse a la Virgen María todos los bautizados después de haber realizado la Primera Comunión. Los fieles pueden realizar este acto por medio de la “Consagración Total”, libro que trata de la verdadera devoción que escribió San Luis María Grignion de Monfort, con el fin de propagar el fervor hacia la Virgen María.