La devoción popular de dar un beso al Niño Dios, es un gesto de respeto y agradecimiento por el gran amor de nacer nuevamente en cada corazón. Tradicionalmente se realiza, posterior a la Misa de Noche Buena cada 24 de diciembre.
Sentido El tiempo de Navidad y fin de año, da mucho pie a dejar entrar una serie de cábalas o supersticiones, con el fin de atraer beneficios, algo en lo que el cristiano debe poner peculiar atención. Para el Padre Alberto Enamorado, Párroco de la Comunidad Divina Providencia, “Este beso al Niño Dios, no debe ser visto por el católico como superstición, sino como expresión de nuestro mayor sentido del recuerdo de quien fue anunciado desde antiguo por los profetas y que vino para salvar y liberar a la humanidad”. El Presbítero Enamorado, destaca como un beso, puede significar varias cosas, aduciendo que “es gesto de gratitud, de amor, de amistad, siendo éste también un saludo en algunas culturas”.
Tradición
En las familias, es común encontrar esta bonita tradición; Omar Vásquez, miembro de la Sociedad de Caballeros del Santo Entierro,
comparte que “Recuerdo con especial sentimiento al momento de la medianoche cuando mi madre me llevaba frente al Niño para agradecerle por todo lo que nos ha regalado, por la vida o la salud, y luego besarle un costado”, este hecho en la memoria, afirma Vásquez, es un deber de los padres de familia, mostrarle a los niños que lo que celebramos en Navidad es el nacimiento del Emmanuel, como objetivo central de la celebración.