El Papa recordó en su catequesis sobre la oración que la Virgen María “estaba en continuo diálogo con Dios desde antes de la anunciación”.
Era una oración que tenía consecuencias en la vida cotidiana. “San Lucas recuerda que la Virgen conservaba en su corazón todo lo que le sucedía, y lo meditaba, llevándolo a su diálogo con Dios, para seguir con fiel obediencia el camino que Él le indicaba”, recordó el Papa.
“Que a imitación de la Virgen María y por su intercesión, el Señor nos dé la gracia de comprender en la oración que cada día que Él nos concede es una ocasión para acoger la voluntad del Padre y cumplirla, con un corazón lleno del amor de Dios y bien dispuesto al servicio de los hermanos”, concluyó.
RESUMEN DE LA CATEQUESIS EN ESPAÑOL
Siguiendo nuestras reflexiones sobre la oración, hoy meditamos sobre la figura de la Virgen María, que es llena de gracia e inmaculada desde su concepción, y que estaba en continuo diálogo con Dios desde antes de la anunciación.
Ella, Mujer de oración, forma parte de la multitud de los “humildes de corazón”, con los que Dios preparó la venida de su Hijo. María fue siempre obediente a la voluntad de Dios. No dirigió su vida autónomamente, sino dejó que la voz del Señor orientara su corazón y sus pasos.
San Lucas nos lo recuerda cuando dice que la Virgen conservaba en su corazón todo lo que le sucedía, y lo meditaba, llevándolo a su diálogo con Dios, para seguir con fiel obediencia el camino que Él le indicaba.
Por su docilidad al Dios, María estuvo presente en el designio providencial del Padre, y en los momentos culminantes de la vida de su Hijo Jesús: desde el anuncio del ángel hasta el misterio de su muerte y resurrección.
Ella acompañó también los primeros pasos de la Iglesia naciente, oraba con los discípulos de su Hijo y por ellos. Y así, como por obra del Espíritu Santo se convirtió en Madre de Dios, también por obra del mismo Espíritu se convirtió en Madre de la Iglesia, a la que sigue acompañando, con su oración y mediación, en su peregrinar hacia la Patria celestial.
Saludo cordialmente a los fieles de lengua española. Que a imitación de la Virgen María y por su intercesión, el Señor nos dé la gracia de comprender en la oración que cada día que Él nos concede es una ocasión para acoger la voluntad del Padre y cumplirla, con un corazón lleno del amor de Dios y bien dispuesto al servicio de los hermanos.
Que el Señor los bendiga a todos.