Al menos el 80 por ciento del personal de salud padece el síndrome Burnout

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Conocido también como el síndrome del trabajador quemado, lo sufren no solo los médicos, también enfermeras y demás personal hospitalario que no ha visto tregua frente a la batalla contra el coronavirus que se vive en el país y a nivel mundial con esta pandemia. El desgaste en que se encuentra el área de salud es alarmante, ya que ellos diariamente tienen que luchar por recuperar a los contagiados y evitar contabilizar tantos decesos.

Es evidente que, a partir de inicios del mes de junio con el colapso de la red sanitaria del país, los trabajadores de la salud presenten en su mayoría este trastorno, quedando sin energías y sufriendo diferentes problemas a causa del cansancio, y aunado a esto, la impotencia de no poder hacer más por los enfermos, ya sea al no encontrar un cupo o no contar con los implementos necesarios para atenderlos, lo cual puede desencadenar en la pérdida de vidas humanas.

Investigación

El científico hondureño Marco Tulio Medina, explica que esta enfermedad es el síndrome de agotamiento psicofísico y en una de las investigaciones que realizaron junto al doctor Jesús Reyes, el resultado es que el 80 por ciento del personal sanitario en Honduras, está sufriendo de este malestar.

El doctor Medina agrega que, los síntomas más comunes que se reflejan en este trastorno son; depresión, agotamiento físico, ansiedad, estado permanente de nerviosismo, baja autoestima, cambios de humor y todo por el mismo cansancio de las largas horas de trabajo y la incredulidad a la realidad.

Consecuencias

Dentro de las consecuencias de no tratar esta enfermedad, es que los médicos o el personal de enfermería, llegan a sufrir de problemas psiquiátricos y psicológicos al grado de tener accidentes laborales que son a causa del mismo agotamiento extremo.

Parte de las recomendaciones que reitera el galeno es que este gremio que está en primera línea en los hospitales, no solo necesita equipo de bioseguridad, sino el apoyo desde la esfera mental, y no olvidarse que ellos igual sufren y sienten el dolor del paciente.

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