El diario vivir en Honduras, conlleva muchas problemáticas que aquejan con mayor impacto a los más necesitados, encontrando un flagelo que es común denominador para la sociedad: la impunidad, misma que conlleva a diversas flaquezas en aspectos sociales, políticos, económicos y que, por ende, van truncando el desarrollo de una nación. Todo este panorama lleva a que los hondureños, al salir a la calle, busquen hacer justicia hasta con el mínimo incidente que puede ocurrir en el tráfico o en el trabajo, queriendo con sus propias manos, lidiar la situación.
Cambios
El Padre José Antonio Chavarría, Párroco de la comunidad Divina Providencia de esta capital, dice que “No se pueden justificar estas acciones y decir que son correctas, solo podemos o tratamos de comprender que brotan de la insatisfacción del corazón de las personas, sumadas al dolor, a la tristeza y a la molestia ante tantas realidades de frustración que se viven debido a un Gobierno corrupto, de un sistema de justicia que deja impune a los corruptos, a quienes cometen injusticias, a los asesinos”.
Esta postura del presbítero, es secundada por Andrés Ferrera, cantautor católico de la Arquidiócesis de Tegucigalpa, quien afirma que “En nuestra realidad lastimosamente la impunidad responsabiliza a las víctimas y justifica a los hechores y estos tienen vía libre para seguir cometiendo actos corruptos”. La pasividad en este tema, no es factible y Ferrera aporta que “como hondureños tenemos que inmiscuirnos en los espacios de participación ciudadana y acceso a la información pública, para conocer y denunciar las decisiones judiciales que legitiman y fomentan la impunidad”. Este ciudadano, es del criterio que podemos impulsar, hacer más visibles a aquellas instituciones y a quienes estén en la lucha constante contra la corrupción e impunidad.
Concretar
La poca voluntad de los gobernantes y de la clase política para dar un giro a estos escenarios, fortalecen la importancia que la ciudadanía tiene, siendo agentes de cambio en cada trinchera.”La ausencia de valores fundamentales en las personas que dirigen dichas instituciones y que nos gobiernan, es algo que nos llama para volverlos a trabajar desde la familia, la escuela y de manera urgente”, son palabras del Diácono Permanente Javier Suazo, al referirse a cómo contrarrestar el flagelo de la impunidad, acotando también que “cada vez observamos cómo se va tornando normal que una persona nos hable con palabras que carecen de verdad y que violan hasta nuestra libertad ocasionando grandes limitaciones en la aplicación de la justicia, estos tres elementos son fundamentales en la moral de cada persona”.
Control
La impunidad, es una de las mayores causas de sensibilidad en la población. El hecho ocurrido en la comunidad de Yusguare, Choluteca, en donde un extranjero supuestamente asesinó a un indigente y la población, al no obtener respuesta, tomó la justicia por sus manos y le quitó la vida. Ante estos hechos, el doctor Juan Carlos Munguía, psiquiatra, expone que “Necesitamos control propio, de los impulsos del cerebro. El hondureño debería resolver dialogando, pero ocurre lo contrario, decide pelear sacando el enojo, la frustración y la ira con otro ciudadano”. Si bien no se aprueban este tipo de comportamientos, reflejan la inestabilidad emocional provocada en gran parte por la impunidad, la falta de empleo y la corrupción, teniendo fiel reflejo que en Honduras, todo es permitido.
Alto índice de impunidad en Honduras
En el Índice Global de Impunidad, un estudio realizado por diversas universidades y con información de las Naciones Unidas analizando a 69 naciones del mundo, Honduras es el segundo país con más impunidad y el primero en América, lo que refleja la poca voluntad puesta en esclarecer los diferentes actos de corrupción que han sumergido a la nación en la pobreza, la violencia y el desempleo.