Son algunas de las características de todo catequista, expresó el Padre Dimas Rivera en un mensaje con ocasión de celebrar el Día Nacional del Catequista. Esta conmemoración se da en el marco de la Solemnidad de la Ascensión del Señor, apuntó el Padre Rivera; Director Arquidiocesano de la Pastoral de Catequesis en Honduras.
“Les ánimo para que no se apague el espíritu de la fe, y que en medio de la realidad que nos toca seguir viviendo este año, podamos apreciar nuestra vocación y sobre todo estar abiertos a la formación”, acotó en su mensaje el Padre Rivera.
Por otro lado, es importante señalar que según referencia del Directorio Nacional para la Catequesis, 36B toda persona catequista debe tener las siguientes cualidades:
- Siente el llamado de ser discípulo(a) del Señor. , sin este llamado el catequista puede caer en el error en convertir su ministerio en un oficio, en un trabajo, en una rutina.
- Busca ser servidor líder, en pocas palabras trata de seguir el ejemplo de Jesucristo (Juan 13,1-15). No trata de dominar o aparentar que todo lo sabe, el catequista es discípulo, esta abierto al aprendizaje del Maestro.
- Capacidad para facilitar en lugar de dificultar, para esto la persona del catequista necesita tener la capacidad de establecer buenas relaciones pero también tener una personalidad abierta
- Busca la unidad y no la división, tiene en mente el catequista que su misión y llamado no es para él, sino es la misión de la Iglesia.
- Tiene una visión global, reconoce que las cosas que pasan en su parroquia no solo son para su parroquia, sino para la diócesis.
- El catequista también debe ser una persona espiritual, es decir asiste a Misa, participa en los sacramentos tanto de la Eucaristía como el Sacramento de la Reconciliación y Penitencia.
- El catequista debe de ser una persona realista y centrada, es decir que reconoce sus límites pero también reconoce sus talentos, no es la persona que acapara todos los ministerios en la parroquia
Respecto a los catequistas, sostiene el papa Francisco que desde el Concilio Vaticano II, se ha tomado conciencia de que “la tarea del catequista es de suma importancia”, además de necesaria para el “desarrollo de la comunidad cristiana”. Todavía hoy, continúa su santidad “muchos catequistas desempeñan una “misión insustituible en la transmisión y profundización de la fe”.