En medio de la crisis sanitaria que acontece en el mundo entero a causa del COVID-19, es un dilema el celebrar con alegría que Cristo resucitó y venció las tinieblas. Pareciera que lo que se vive no tiene fin y la interrogante es ¿Cómo alegrarse aún con toda esta situación?
El Padre Abraham Álvarez, vicario de la Parroquia Santísima Trinidad en Vallecillo, Francisco Morazán, comparte que “La pandemia no puede opacar la alegría que nos trae la Resurrección de Jesucristo. El evangelista San Juan nos recuerda que nos ha dicho todas estas cosas para que su alegría esté en nosotros”.
El presbítero agrega que “invitar a la alegría pudiera parecer una provocación e incluso una broma de mal gusto ante las graves consecuencias que estamos sufriendo a causa del mortal virus, pero debemos de tener presente que Dios jamás abandona a su pueblo, especialmente cuando el dolor se hace más presente”.
La vida cristiana no está exenta de momentos de dificultad, sin embargo, es precisamente en medio de la adversidad que los creyentes deben mantenerse en un estado de serenidad y confianza, porque su alegría no debería estar basada en situaciones, sino en una convicción interior que radica en la redención de aquel que ofrendó su vida por la salvación de la humanidad. Además, debe vivir con la convicción que Cristo le acompaña y que puede refugiarse en Él, donde encontrará el cauce de la alegría auténtica que solo viene de Dios.
1 Resurrección
La Pascua con la que Cristo anunció victorioso que volvió de la vida, representa para los cristianos católicos la fiesta más grande de todos los siglos, pues venció la muerte y con ello murieron los pecados de la humanidad.
2 Alegría
San Juan Bosco decía “La santidad consiste en estar siempre alegres”, alegría que nace de lo profundo del ser y que no representa la ausencia de adversidad, sino más bien la profunda convicción de que Dios acompaña siempre.
3 Palabras
En el Evangelio según San Juan 16, 22 Jesús acompaña a la humanidad con estas palabras: “Así también ustedes ahora sienten tristeza, pero yo los volveré a ver y su corazón se llenará de alegría, y nadie les podrá arrebatar ese gozo”.