Dentro de las nuevas modalidades con las que la fe se ha tenido que enfrentar para ser transmitida, es la implementación de formas de oración desde el hogar, logrando que la espiritualidad no se pierda y más bien tenga más opciones de cómo fortalecerse en la familia.
Opción Ante los cambios constantes con los que día a día lidian las personas entre protocolos de desinfección, asistencias médicas, trabajo y el diario vivir, la espiritualidad puede verse trastocada y no atenderse de la mejor manera. Es allí donde los Ejercicios Espirituales de San Ignacio pueden ser aplicados. Fernando López, seminarista de la Arquidiócesis de Tegucigalpa, opina que ‘’Llevar estas prácticas a la vida cotidiana es también renunciar a nosotros mismos. Es necesario que sepamos aceptar con humildad aquellas cosas que no salen como nosotros queremos’’.
López también agregó que ‘’siempre que hacemos Ejercicios Espirituales o vamos a un retiro, al final se nos dice que la experiencia vivida no termina, sino que más bien empieza, esto porque si lo aprendido no se lleva a la práctica, no se pueden ver los frutos en la vida espiritual’’. Ayuda Por el aislamiento que se ha determinado para evitar la propagación de los contagios, el fiel que se involucra de lleno en los Ejercicios Ignacianos puede descubrir cómo una experiencia de vida espiritual puede ser aplicada a las actividades diarias poniendo en práctica lo aprendido y meditado de manera inmediata.
“Para la aplicación de estas prácticas a diario, debemos saber y estar conscientes que nuestra espiritualidad cristiana consiste en ver todo a través de Cristo, pero para aplicarlos ejercicios, es conveniente hacernos la pregunta: ¿Qué haría Jesús en mi lugar?’’, afirmó el Seminarista López, puntualizando que “la condición de abrir el corazón y crear un compromiso para no desperdiciar esta experiencia de fe”.
