En este tiempo de pandemia, los presbíteros continúan su misión evangelizadora, especialmente por aquellos que más lo necesitan
Este tres de mayo se conmemora el Domingo del Buen Pastor, una fiesta que recuerda la misión de los presbíteros como pastores con olor a oveja, según el corazón de Dios. Una misión propia por su consagración. El Padre Carlo Magno Núñez dijo que en estos tiempos, “Cada sacerdote se configura con Cristo en la misión específica que el Señor le ha encomendado”.
Misión A pesar de los riesgos que implica salir en estos días, en donde se pueden contagiar y corren peligro su vida, los presbíteros, viven a cabalidad su dimensión samaritana; están al pie de la cruz atendiendo a los más necesitados, llevando a Cristo Eucaristía a los hospitales, dando su vida por los más pobres, luchando por erradicar la violencia. Ana Beatriz Venegas, misionera colombiana, señaló que “hemos sido testigos de pastores no solo con olor a oveja, sino totalmente encarnados en los rebaños, los que el Señor les confía”.
Necesidades Alguna vez se ha preguntado cómo están pasando estos días los presbíteros, tendrán provisiones, medicinas, todo lo pertinente para sobrellevar estos días. A pesar de todo esto, ellos siguen su misión, ser una Iglesia pobre para los pobres, en salida, que busca favorecer la cultura del encuentro y darse por completo por los descartados. Pablo César Pérez, del movimiento Juan XXIII dijo que “gracias porque con su ejemplo nos enseñan que hemos de ir a los demás, arriesgando su salud, dando su vida por nosotros, con su ejemplo nos enseñan que hemos de ir a los demás”.
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