Reflexión | Orar, votar y cuidar

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Alguien va a perder, y alguien va a ganar y la madurez de reconocer los resultados, sólo la tendrán los que tienen la conciencia limpia

En un ambiente en el que prácticamente todos los escenarios están abiertos por las acciones de algunos, que dejándose guiar por intereses mezquinos, están echando al traste, la poca paz que nos quedaba en el país y la esperanza que siempre han representado las elecciones generales debemos volver a lo que la gente lo ha entendido: El poder del voto. Aunque muchas veces hemos sido engañados por los caudillos de siempre que son incapaces de vivir en una democracia, participativa y transparente.Parece ser que el miedo a perder el poder es capaz de un obnubilar la conciencia y ese afán por controlarlo todo es peor que cualquier droga. Es por eso que, me parece imprescindible que sinteticemos nuestro proceder para los próximos días en estos tres verbos con los que he querido titular mi columna de esta semana.

ORAR: porque, aunque a veces parezca que nuestras oraciones quedan en el aire, lo cierto es que, nada, absolutamente nada, debe quedar al margen de colocar todo en manos de Dios, pero conscientes de que Dios nos ha colocado en este momento, y en estas circunstancias, precisamente para que demos honra y gloria a su Nombre, actuando como verdaderos hijos suyos, y, por lo tanto, hermanos, entre nosotros. Por eso, la necesidad, absolutamente imperiosa, de orar. Orar para no desesperar frente a las diabólicas maneras de proceder de algunos y orar para que nada ni nadie nos desvíe de hacer lo correcto.

VOTAR: es evidente que nada va a cambiar, si no cumplimos con nuestro deber ciudadano, y por mucho miedo que nos estén queriendo meter, la respuesta es que, a cualquier relato, construido bajo las falacias y los argumentos fanáticos con los que procede la mayoría de los dirigentes políticos nosotros respondemos masiva y cívicamente acudiendo a las urnas. Podrán intentar hacer un fraude, pero tengo la firme convicción de que la sabiduría de nuestro pueblo estará más allá del dinerito que les están ofreciendo algunos.

CUIDAR: cuidar las urnas, cuidar la transparencia de las actas. Por ley, el recuento de los votos debe hacerse de manera pública y ahí los veedores del resultado debemos ser todos. Comenzando, por los representantes de los diferentes institutos políticos en las Juntas Receptoras de Votos. El solo hecho de qué se anuncia la posibilidad de que puedan ser manipuladas las actas o que puedan ser compradas las credenciales de los que van a las mesas, es suficiente motivo para que, cualquiera anomalía sea reportada y que no nos dejemos robar nuestra paz, por haber sido indiferentes y “dejar hacer, dejar pasar”, sencillamente, porque nos parece que las cosas no van a cambiar, o porque estos y aquellos, son los mismos.

Así que, a mi propuesta, sólo le falta el verbo aceptar, porque alguien va a perder, y alguien va a ganar y la madurez de reconocer los resultados, sólo la tendrán los que tienen la conciencia limpia.

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