Para muchas familias que están al servicio del Señor, la lucha por mantener una economía estable es tan real como su compromiso con la evangelización. La estabilidad económica en el hogar es un pilar fundamental que garantiza no solo el bienestar familiar, sino también el sostenimiento del trabajo pastoral que realizan con entrega y pasión. Sin embargo, no es un camino sencillo. Las dificultades económicas desestabilizan hogares, afectan la convivencia y pueden mermar el entusiasmo en el servicio. Por eso, hoy compartimos algunas prácticas esenciales para equilibrar las finanzas familiares mientras se dedica tiempo y corazón a la misión evangelizadora.
Fe
Ronsy Ochoa, junto a su esposa Karen Patricia Coello, son un claro ejemplo de cómo la fe puede sostener no solo el espíritu, sino también las finanzas familiares en medio del servicio pastoral. En entrevista con ellos, Ronsy compartió que el secreto está en creer con firmeza que “cuando uno está sirviendo, el Señor está cuidando tu trabajo”. “Al principio uno piensa que sirve porque puede llevar plata a la casa, pero es al revés: uno sirve porque el Señor sigue bendiciendo”, explica. “Hubo momentos críticos, con hijos y familia, sin plata para comida o transporte. Ahí es donde la fe es fundamental. Aprendes que la moneda del cielo es la fe”. Ronsy recuerda milagros económicos inesperados que han recibido: “Nos esforzábamos, pero la oportunidad de tener una casa se alejaba más. Desde que empezamos a creerle al Señor, sin pedir, Él nos respondió con una casa. Ese es el milagro de la fe”.
Unidad
La fortaleza del matrimonio en el servicio es indispensable. Karen Patricia es la compañera tenaz que sostiene a Ronsy en su labor, aun cuando las luchas personales o la carga emocional son intensas. “Ella es una mujer tenaz, con un amor al servicio impresionante. Verla levantarse, a pesar de las dificultades, es una gran motivación para mí”, dice Ronsy. Añade que el equilibrio familiar se basa en el acompañamiento mutuo, en cargar el uno con el otro, y en priorizar el amor a Dios como base sólida. Karen complementa: “Servir al Señor me da vida. Antes vivía como un zombi, pero ahora pongo todo mi amor y humildad en el servicio. Mi esposo tiene un negocio tecnológico y yo un pequeño emprendimiento de bebidas artesanales; ambos trabajamos y Dios nos da tiempo para todo, incluso para estar con nuestros hijos y descansar”. Es común que la presión económica desgaste la paz familiar y afecte la calidad del servicio pastoral. Karen comparte: “A veces no hay dinero para pagar las cuentas y eso me generaba mucha ansiedad y conflictos con Ronsy. Pero entendí que debía entregarlo todo a Dios, confiar en que Él tiene el control de nuestras vidas”. Ronsy concluye con un mensaje claro: “El servicio no es un peso, es una bendición. Aunque haya dificultades, cuando le entregas todo al Señor, Él mueve las piezas para que puedas seguir adelante”. Mantener una sana economía familiar mientras se dedica tiempo a anunciar la salvación es un reto que exige fe, organización y apoyo mutuo. No hay fórmula mágica, pero sí un camino probado por muchos hermanos y hermanas en el servicio: poner al Señor en el centro, confiar en su provisión, y trabajar con responsabilidad y amor en todos los ámbitos de la vida. El ejemplo de familias como la de Ronsy y Karen nos recuerda que la fe no solo transforma el espíritu, sino que también puede sostener el día a día, haciendo posible que el anuncio de salvación llegue más lejos, con estabilidad y esperanza.

Imagen paterna fundamental en la familia
Karen Coello, dedicada al anuncio del Evangelio, comparte cómo su esposo se ha convertido en un modelo de vida para sus hijos, no solo por su fe firme, sino por su esfuerzo constante en el trabajo y su compromiso con la familia. Este ejemplo cotidiano inspira en casa valores como la honestidad, la responsabilidad y el servicio a los demás. En un contexto donde muchas familias enfrentan desafíos económicos y sociales, ella resalta que el testimonio de un padre presente y coherente es un pilar insustituible para el crecimiento integral de los hijos.

