TEGUCIGALPA, HONDURAS.- En una Honduras marcada por la polarización política, las heridas sociales y la fragmentación de muchas familias, la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús se convierte en una oportunidad providencial para redescubrir el poder del perdón como camino de sanación nacional.
Desde la espiritualidad del Corazón de Cristo —abierto, herido y rebosante de amor redentor— surge una invitación clara: perdonar no es olvidar, sino amar más allá de la herida. Margarita Santos, feligrés de la Catedral de Tegucigalpa, asegura que “Una nación no puede avanzar si vive anclada en el resentimiento. Yo he tenido que perdonar cosas duras en mi vida familiar, y lo he hecho porque Cristo me enseñó que su Corazón nunca se cierra”.
Esto es apoyado por Breysi Suazo, miembro activa del ministerio de Catequesis, quien afirma que “El perdón es un lenguaje que los niños entienden rápido cuando se les habla desde el ejemplo. En la catequesis enseñamos que Dios no nos guarda rencor. Si Él no lo hace, ¿por qué nosotros sí?” Desde su proceso de formación como Delegado de la Palabra, Marlon Fernández lo ve como un reto comunitario: “Los grupos de la Iglesia debemos predicar el perdón, pero también practicarlo entre nosotros. A veces discutimos por cosas pequeñas y nos olvidamos del Corazón de Jesús que siempre busca unir”. El Corazón de Jesús sigue latiendo con fuerza por Honduras. Nos invita a abrir el nuestro para amar más, juzgar menos y perdonar siempre.
1 Sanar
Perdonar no significa borrar la historia, sino mirarla con los ojos de Cristo. La memoria que sana no repite el dolor, sino que lo transforma. Recordar desde el Corazón de Jesús es reconocer que fuimos heridos, pero que decidimos no herir más. En un país como el nuestro, necesitamos una memoria que alimente la esperanza.
2 Conversión
El perdón verdadero comienza por el cambio interior. No se trata de exigir que el otro pida disculpas primero, sino de dar el paso que rompe la cadena del rencor. Esta actitud es urgente en los barrios donde la rivalidad política o el crimen organizado han sembrado el miedo y la división.
3 Puente
El perdón nos convierte en puentes. Honduras necesita cristianos que unan, que medien, que apuesten por el diálogo antes que por el juicio. Desde las familias hasta los parlamentos, el país necesita personas dispuestas a tender la mano y no levantar la voz para herir. El Corazón de Jesús es el puente que conecta a la humanidad herida.