
TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Los pasos de Santa María, son tan importantes porque estaba tan llena de gracia que inundaba a los presentes en especial a Isabel del Espíritu Santo. Esos pasos de santidad los podemos dar obteniendo la gracia de nuestro Señor Jesucristo y comulgando su cuerpo y su sangre. La importancia de la visitación de María Santísima a Santa Isabel, nos demuestra la misión a la cual estamos llamados movidos por el mismo Jesucristo que está dentro de nosotros. Es sorprendente que la Madre de Dios con su hijo en su vientre muestra signos que contagian a Juan el Bautista, como encomendando desde el vientre esa gran misión de bautizar con el Espíritu Santo.
El Padre Bairon Cárcamo, Administrador Parroquial en San José de Cedros, nos extiende que: “La importancia mariológica de nuestra Madre María al visitar a Isabel tiene un gran contenido teológico y mariológico. En la primera instancia, porque Dios se valió de la maternidad para mostrarse al mundo entero. La Virgen María, se convirtió en el primer sagrario y templo donde Dios viene a habitar en ella, entonces en su visita se da a conocer y se siente por que se deje entrever el misterio de Dios”.
Por su parte en la misión de poder acompañar a los demás, el Padre Orvin Morales, Párroco de la comunidad Inmaculado Corazón de María, ubicada en la zona del Hatillo, menciona que la forma en cómo se entienden las mujeres es de suma importancia, ya que ellas comprenden el lenguaje entre sí, más cuando se está en el tiempo de la gestación. La hermosa relación que tienen María e Isabel, “Es lo que necesitamos todos, no solo las mujeres, sino que cada uno de las redes humanas, en la comprensión, cercanía, compañía y escucha. La encontramos en Dios, pero también pone en nuestro camino personas con las cuales podemos tener esa confianza”, menciona el Padre Orvin.
El Padre Bairon menciona que “San Juan Bautista salta por la conexión que existe con Jesús estando los dos en el vientre. Sin duda alguna desde ese encuentro ya el plan salvífico de Dios en la Virgen María ya se demostraba y así iba a suceder llenándolos del Espíritu Santo y que con San Juan Bautista que se deja llevar por este sacramento”. Cuando hablamos de la palabra ‘acompañamiento’, la Madre de Dios es un gran ejemplo para hacerla efectiva, pero además de acompañar, sale al encuentro, se pone en camino, lleva a Cristo dentro tal como se le invita a cada cristiano para poder ser siempre puente del Espíritu Santo.
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA EN SU NUMERAL 507
María es a la vez virgen y madre porque ella es la figura y la más perfecta realización de la Iglesia. “La Iglesia se convierte en Madre por la palabra de Dios acogida con fe, ya que, por la predicación y el bautismo, engendra para una vida nueva e inmortal a los hijos concebidos por el Espíritu Santo y nacidos de Dios. También ella es virgen que guarda íntegra y pura la fidelidad prometida al Esposo”.