El discurso en parábolas (cap.4) y el llamado “escatológico” (sobre las realidades últimas de la historia cap. 13), del que hoy escuchamos una parte, son los únicos discursos de una cierta ex- tensión que Marcos pone en la boca de Jesús. El centro del texto proclamado hoy no es la visión catastrófica del mundo, sino más bien la “venida del Hijo del hombre” que es la finalidad de la historia humana, es decir la meta hacia la cual se dirige todo para que sea finalmente plena. No hay que olvidar estimados lectores, que en el Antiguo Testamento el ingreso de Dios juez de la historia tenía estas manifestaciones previas. La tradición judía y cristiana había visto en estas páginas apocalípticas el ingreso definitivo del Mesías. Y, ante la realidad de Cristo ya presente todo indica que su Reino ha iniciado entre nosotros. ¿Qué nos dice entonces este enigmático texto? Es una llamada para que el cristiano permanezca en vigilia, es decir, atento y activo. La breve parábola de la higuera que hemos leído, indica los cambios de las estaciones: al contrario de casi toda totalidad de los otros árboles de Palestina, la higuera pierde en invierno las hojas, en primavera echa sus brotes que, creciendo, señalan la inminencia del verano y de los frutos.
El cristiano debe vivir con los ojos abiertos, no sumergidos en las distracciones y en el placer ciego, sentado a la orilla de los acontecimientos de la vida, por el contrario, está como el centinela que vigila y no se deja sorprender, sabe leer los signos de los tiempos y así verá venir el Reino de Dios, con gloria y poder. Con la palabra de Dios de hoy, nos animamos a no esperar el fin del mundo sino el retorno de Jesús, sabiendo que mientras Él tarde, deberemos estar siempre vigilantes y convencidos se ser operarios de su viña, construyendo ese Reino de Dios, que Jesús ya ha inaugurado y que nos apremia a todos. Con este domingo nos preparamos espiritualmente a celebrar la solemnidad de Cristo Rey del Universo, final de nuestro año litúrgico. Bella también la oportunidad para agradecer a todos ustedes, el seguir recibiendo estos comentarios al evangelio dominical para recibir con ellos la Buena Noticia de nuestro único Rey y Señor, Jesucristo.