El Bautismo nos impulsa a ser “Profetas de la Esperanza”

La Iglesia necesita que todos seamos hombres de esperanza, siempre directos, capaces de decir al pueblo palabras fuertes cuando hay que decirlas y de llorar juntos si es necesario

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Al meditar el Evangelio de San Juan, observamos que Jesús no ha venido para buscar la aprobación de los hombres, sino, como dirá al final a Pilato, ha venido para «dar testimonio de la verdad» (Jn 18, 37). Esta máxima inspirada en la buena nueva de salvación, nos evoca el sentido más profundo de ser un profeta. Ante esto, la oración que se proclama en cada bautismo, al momento de la unción del Santo Crisma sirve de fundamento para comprender la misión de cada cristiano. “… Seas siempre miembro de Cristo sacerdote, de Cristo Profeta y de Cristo rey”, dice el ritual. Es decir, por medio del Bautismo, cada cristiano queda incorporado a Cristo Sacerdote, a Cristo Profeta y Rey-servidor.

Esperanza

Hemos sido convocados a ser peregrinos de Esperanza en este jubileo 2025. Por el bautismo que hemos recibido, tenemos que, ser profetas de la Esperanza, Benedicto XVI en su encíclica Spe Salvi, nos recuerda que, llegar a conocer a Dios, al Dios verdadero, eso es lo que significa recibir esperanza, por lo cual nos interpela de esta manera, “Como cristianos, nunca deberíamos preguntarnos solamente: ¿Cómo puedo salvarme yo mismo? Deberíamos preguntarnos también: ¿Qué puedo hacer para que otros se salven y para que surja también para ellos la estrella de la esperanza? Entonces habré hecho el máximo también por mi salvación personal”.

Víctor Velásquez, seminarista de la Diócesis de Danlí, nos ilumina en esta temática al recordarnos que, al ser profeta, se exige que nos comprometernos con la construcción de una sociedad basada en la verdad, la justicia, la paz y la solidaridad. “Nuestro bautismo nos da la misión de ser luz de esperanza más en este tiempo de jubileo y, sobre todo, agente de cambio en un país que enfrenta múltiples desafíos sociales, políticos y económicos. Estamos llamados a dar testimonio de nuestra fe”, advirtió.

Realidad

Honduras atraviesa un momento histórico, lleno de desafíos como sociedad y el profetismo que nos confiere la dignidad de ser hijos de Dios, nos debe interpelar. Jesús es llamado Mesías y viene por un pueblo que vive en las tinieblas y viene a ser luz para la humanidad según menciona el Padre Ricardo Sevilla, Párroco de la comunidad San José Obrero.

El presbítero añade que, todos los bautizados tenemos que entrar en esa conexión de ser luz para toda la humanidad, “Principalmente este año 2025 en Honduras, que es un año un poquito complicado por los procesos políticos y electorales, por ello, es vital que, el Cristiano tiene que ser luz, saber iluminar todo ese tiempo”.

Es claro, que existen grandes injusticias, en donde no debemos quedarnos callados, indiscutiblemente hay que ser voz de los que no tienen voz, decía San Óscar Arnulfo Romero, por lo que, como dice el Padre Mario Portillo, cuasi párroco de la comunidad San Antonio de Padua, “La verdad no tiene tibieza, no tiene miedo, la verdad se dice a cualquier hora y en cualquier momento”, sobre todo, porque la dimensión profética es anunciar y denunciar, anunciar a Cristo y denunciar las injusticias que están pasando. “Es decir, no hacer circo, no jugar con la pobreza, no jugar con los pobres de Yahvé”, puntualizó.

Compromiso

Fray Gerardo Girón, Párroco de la comunidad Santa Teresa de Jesús, enfatiza que, ser cristiano bautizado, nos compromete a ser una voz profética, una voz que edifica, una voz que denuncia y una voz que habla. “Sí, a veces es bueno el silencio, pero cuando se trata de la oración, pero cuando ya se trata de defender los valores, de defender la fe, eso es bien importante alzar nuestra voz”, destacó.

El llamado como católicos, es dar signos de esperanza, de fe en un pueblo que está destruido, una sociedad que está destrozada por tantas cosas, por los problemas climáticos, económicos, de Gobierno, pero hoy la Iglesia llama a ser luz, sal y fermento en medio de esta realidad que se vive. Pablo César Pérez, del movimiento Juan XIII, es claro al afirmar que, ser profetas es una característica que se tiene que notar, “Quizás a una persona para recordar a Cristo solo necesita ver un signo en un cristiano, quizás que porte un rosario, un escapulario, la Palabra de Dios.

En estos tiempos tan difíciles, el profeta debe de señalar el pecado y saber en qué momento hacerlo, debemos pedirle a Dios que nos de la sabiduría para poder saber en qué momento debemos denunciar ese pecado y cómo denunciarlo”, detalló.

CLAVES

1 Esperanza

“La esperanza es la virtud teologal por la que aspiramos al Reino de los cielos y a la vida eterna como felicidad nuestra, poniendo nuestra confianza en las promesas de Cristo y apoyándonos no en nuestras fuerzas, sino en los auxilios de la gracia del Espíritu Santo”. Nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica.

2 Justicia

El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia Católica en el numeral 132 indica que “Una sociedad justa puede ser realizada solamente en el respeto de la dignidad trascendente de la persona humana. Esta representa el fin último de la sociedad, que está a ella ordenada”.

3 Dignidad

Quienes somos y nos hacemos llamar Iglesia debemos hacer valer desde nuestro compromiso bautismal, la dimensión comunitaria de la dignidad humana. No somos siervos sino amigos del Señor nos recuerdan las Escrituras y en este sentido, el mayor signo profético que podemos dar es que cada uno de nosotros sea baluarte y defensor de la dignidad de los demás.

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