Manuel Alfaro-El escritor nacido en Santa Bárbara, Francis Wilson Valenzuela Melgar, se ha destacado en su pueblo Santa Rosa de Copán por lo apasionado tono de sus letras. Si bien es cierto él es un “patepluma” como le dicen a los originarios de este departamento, desde muy pequeño emigró a vivir a Copán. En el marco de este mes de septiembre, ha escrito un poema al que ha denominado “Patria mía”.
Testimonio
El escritor ha pasado por varias pruebas. A sus 75 años, da gracias a Dios por permitirle renacer, después de sufrir los embates duros del cáncer. “Nunca me cansaré de agradecer a mi Señor Dios Padre, Hijo, Espíritu Santo y Nuestra Santa Madre la Virgen María su amor por mí”.
Francis reconoce el acompañamiento de su familia, compañero y a todas sus amistades que le tendieron su mano en los momentos cuando más lo necesitó. “Gracias a mi Señor y Santa Madre que guiaron las manos y mente de mis médicos vencí ese terrible flagelo. Mis exámenes, desde febrero, salen normales. Recibí 30 radioterapias qué son las que han molestado un poco; Mis piernas me impiden hacer lo que normalmente hacía y salgo poco a la calle, pero continúo dirigiendo la Organización Departamental de Patronatos y Asociaciones comunitarias de Copán”, puntualizó.
Reconocimientos
Ha obtenido dos primeros lugares en la rama de poesía y ha sido poeta laureado a nivel Nacional en los “Juegos Florales” de la ciudad de Santa Rosa de Copán; de igual forma ha sido reconocida su labor como cuentista.
Es también músico y compositor con dos segundos lugares a nivel nacional. En el año 1989 fue premiado por su participación en el Festival Nacional de Supervivencia Infantil con la canción “El lamento de un hijo” con la que obtuvo el segundo lugar, y en 1990 participó del Primer Festival Nacional de la Canción Costumbrista con la canción “Domingos en Santa Rosa”; ambos festivales fueron realizados en Tegucigalpa, siendo sus hijas Mandy Kildrepp, Greidy Amanda, Connie Francis y Jahzzel Mibzar, las que estuvieron como cantantes.
Poema-Patria mía Francis Wilson Valenzuela Melgar Escritor copaneco
¡Patria mía! Te exaltan tus bellezas de ríos, mares y verdes montañas: Tus ríos qué besan al mar en sus estuarios Y tus montañas que abrazan y acarician bellas nubes. Tus bosques melifluos entonan canciones de amor y paz, solemnes cual orquestas qué inspiran sus notas de emblemas, confusas de colibríes y claves de flores. Tu sol matutino levanta la neblina qué aun con sueño, se aferra a la tierra que con calor de madre, se sublima y se redime ante su noble estigma. Los zopilotes vuelan en tu espacio para buscar del infinito su alimento, mientras los peces, admiran tu topacio Buscando paz y tranquilidad en tu aposento. Tus magnos valles qué reviven la esperanza De un pueblo humilde, que ahora vive su desgracia: Tu azul del cielo representa la añoranza De un pueblo digno, que fenece sin su gracia. Tus hijos sienten el zarpazo del tirano, Qué arrogante, te ha entregado al extranjero, Sin importar tu dignidad y democracia, ¡Patria humilde!, sin importar tu libertad! Patria sublime! Tu cielo llora en septiembre, lagrimas tristes, grandes sollozos, encarnados de paciencia, ¡Si viviesen Morazán y Herrera, esta crisis, Volverían al sepulcro pero… con vergüenza. ¡Patria mía! Poco a poco estas quedando sola… Solo viendo como emigrante ya, tus hijos, Y que mueren ahogados por la ola Del océano malévolo de hermanos. ¡Patria mía! Ahora te ves sola y sin brillo, sin nadie que cuide y adorne este, tu suelo, que riegue tus bosques y desagüe tu lago, sin nadie que te ampare y de consuelo. ¡Patria mía! Despierta y extiende tus manos y exige respeto a grandes y pequeños: qué en toda tierra extraña, no denigren tus sueños y que tus hijos ausentes, ensalcen tus anhelos. ¡Patria excelsa!…desde aquí veo tu sombra trasquilada de mentiras, injurias y violencia, desde aquí escucho y lloro contigo, ese tu llanto, con mi corazón triste y con sueños de espanto. ¡Patria mía! Poco a poco te mueres… Sin hijos y sin nadie que te extrañe: Solo el dolor cruel y sátiro en tus sienes Y la soledad de ausencia que te sigue y te atañe. Poco a poco te vas…!mi patria bella! Ya no veo tus paisajes, todos llenos de encantos: Porque todos tus bienes se han robado sin querella Muchos hijos malvados, traficantes de vidas.