Cada 15 de septiembre el calendario litúrgico marca la fiesta de Nuestra Señora de los Dolores, fecha en la que recordamos propiamente como en los primeros años de vida de Jesús, María sufrió dolores y ansiedades propios de la maternidad. En esta festividad se conmemora la profunda unión de corazones entre la Madre del Redentor y el Salvador, por quien ella experimentó muchos dolores interiores debido a la misión de Jesús, en especial durante la Pasión y Muerte de su Hijo. Dolores que no están alejados de nuestra realidad y que toman fuerza en la actualidad, cuando vemos a tantas familias sufriendo por la muerte de un ser querido que ha sido víctima de la violencia, o con la desintegración familiar a causa de la migración, peor aún, cuando somos testigos de tantas injusticias e impunidad ante la corrupción que impera en nuestro país.
Realidad
En este contexto, Manfredo Fajardo, director de la Escuela Continental de Comunidades Eclesiales de Base (CEB’s) “Nuestra Señora de Suyapa” en la Arquidiócesis de San Pedro Sula, hace referencia de cómo los dolores de María se hacen presente en nuestros días, “La Madre de Dios y Madre nuestra sufre nuevamente esos dolores con la realidad que enfrenta nuestro país, con la constante crisis en todos sus órganos y sistema” Fajardo además lamentó, que la situación política nuevamente es uno de los mayores dolores, “siendo la política una esperanza para una nación, en nuestro país pareciera que es la fuente de todos los males donde nace, y se gestan los planes, incluso aquellos más macabros para dañar y detener el crecimiento del país y de sus ciudadanos. La corrupción y aún peor, la impunidad son otros de los dolores que atacan a nuestra Madre, dos armas constantes que acechan y de las cuales siempre, unos pocos se benefician dañando a la mayoría”.
Empatía
Para Ana Lanza, coordinadora de la catequesis en la Arquidiócesis de Tegucigalpa, la fiesta de nuestra Madre Dolorosa es propicia para que los cristianos nos preocupemos los unos por los otros, como nos dice el primer mandamiento “Amar a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo”. Ana también añadió que “El dolor más grande de la Virgen María fue haber entregado a su Hijo en una Cruz, pero en la actualidad María sigue sufriendo porque es nuestra Madre y ve como sus hijos se pierden en las drogas, en el alcohol, en la prostitución, en la indiferencia religiosa, incluso en la misma pobreza y en ver a tantos hermanos que viven en soledad y abandono”.
Esperanza
El Padre Gerardo Vallecillo, Párroco de la comunidad Madre Dolorosa, nos recuerda que la cruz siempre nos lleva a la resurrección, “El dolor si lo padecemos por Cristo siempre nos lleva a la gloria, eso es lo importante, es duro porque como Iglesia todavía nos quedamos en el Viernes Santo, nos falta resucitar” dijo. pero todos los dolores que sufrimos por el reino de los cielos, todos los sacrificios que hacemos por Cristo luego tienen una gloria, una resurrección, y nos invitó a ser como el profeta Isaías, porque los profetas siempre ven el futuro con esperanza, apuntó.
1 Confianza
En medio de todo este panorama abrumador, no debemos perder la fe, y a ejemplo de María que nunca perdió la esperanza, debemos tener la convicción que estos dolores que sufrimos como población debido a tantas situaciones que nos agobian, algún día serán sanados.
2 Oración
Partiendo de esta triste realidad, es necesario que como hondureños oremos por nuestro país, y nos comprometamos a hacer constructores de una sociedad justa, solidaria, que marque la diferencia en la unidad y en la paz, buscando el bien común y no el bien individual.
3 Valores
Estamos llamados a ser luz en medio de la oscuridad, pero, sobre todo; estamos llamados como familias cristianas a hacer de nuestros hijos hombres y mujeres de bien, para que cuando quieran optar por cargos públicos se rijan siempre por los principios y valores.
El rostro sufriente de la Virgen María
Nuestra Madre María sufre cuando ve los hogares desintegrados, cuando ve como el ser humano por la diferencia política también hace diferencia o hace división. María se llena de dolor al ver que impera el narcotráfico y las estructuras criminales en nuestro país, y más aún cuando contempla la situación deplorable que viven los hermanos privados de libertad, el peligro al que se enfrentan los niños en condición de calle, la falta de medicamentos en los hospitales, cuando ve a tantas familias abandonar sus hogares obligados por la extorción. Cómo no sentir angustia al ver el rostro sufriente de la Virgen María, por todas estas situaciones que en lugar de secar sus lágrimas hace más profundo su dolor, porque lastimosamente a nuestras autoridades pareciera no impórtales el bien de nuestra nación.