Padre de bondad y amor, te encomendamos a todos los niños del mundo. Que sus corazones permanezcan siempre llenos de alegría, inocencia y nobleza, y que sus vidas estén iluminadas por la presencia de su Ángel de la Guarda. Pedimos que los cuides y los guíes, protegiéndolos de todo mal y peligro y que, tu Madre Santísima, la Virgen María los envuelva con su manto protector, brindándoles consuelo y paz en cada paso de su camino. Concédeles un futuro lleno de esperanza, salud y amor, y que crezcan siempre en tu amor. Amén.
