Por Salvatore Cernuzio – En el avión hacia Indonesia, primera etapa del largo viaje apostólico del 2 al 13 de septiembre, el Papa Francisco saludó a los periodistas de todo el mundo que lo acompañan en el 45° viaje internacional de su pontificado. Numerosos obsequios, entre ellos la reproducción de una estela procedente de China que data del siglo V y dos obsequios relacionados con el drama de la migración.
Recibido con aplausos, el Papa Francisco, ayer 2 de septiembre, poco después del despegue del avión de Ita Airways que lo llevó a Indonesia para su 45º viaje apostólico, quiso llevar a cabo la habitual ronda de saludos entre los 80 periodistas de los medios de comunicación de todos los países de todo el mundo que le acompañan en el vuelo. Entre ellos también algunos corresponsales de los países que el Pontífice visitará en el largo itinerario del 2 al 13 de septiembre: Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Leste y Singapur.
Después de saludar a la tripulación y a los miembros de la comitiva, el Pontífice se dirigió a la parte final del avión y tomó el micrófono. “Gracias por venir a este viaje. Gracias por su compañía, creo que es el viaje más largo que he hecho”, fueron sus palabras ante los periodistas y camarógrafos que, en el momento en que Francisco, caminando, iba a saludar uno a uno en sus asientos, le dieron las gracias personalmente y le entregaron cartas y regalos. Entre ellos, el regalo traído desde China por la periodista Stefania Falasca que entregó la reproducción de una estela de Xian que data del año 635, antigua cabecera del anuncio del Evangelio en el gran país asiático por parte de un misionero. Su nombre Aluoben, como leemos en el texto, vino de Persia para difundir la buena nueva en suelo chino. “De Qin”, se lee en otro pasaje del texto de la estela: una expresión china para indicar la comunidad de la Iglesia siríaca establecida permanentemente en China en ese siglo. El Papa tomó el regalo y lo acercó a él, en señal de ese afecto por China que siempre ha sido reafirmado.
Gestos emotivos de Francisco también por otros dos obsequios de periodistas sobre la tragedia de los inmigrantes. Uno fue entregado por Clément Melki, corresponsal de la agencia francesa AFP, enviado quince días para seguir el trabajo de la ONG Mediterranea Saving Humans en el barco Mar Jonio. Le entregó al Papa una antorcha, una de esas que muchos refugiados en mar abierto utilizan para encontrar el camino a casa o para ser interceptados durante un naufragio. “Esto está cerca de mi corazón”, afirmó Francisco, que siempre ha estado atento al drama de las migraciones.
Sin embargo, el asunto provocó un gran revuelo en el país, después de que algunos representantes políticos acusaran del asesinato a unos inmigrantes acogidos en un hotel cercano de Mocejón, pocas horas después. La familia de la víctima siempre ha negado esta versión, pero ello no ha conseguido frenar la polémica sobre las políticas de acogida. Eva Fernández entregó el uniforme rojo de fútbol del joven con el número 11. El Papa Francisco escuchó el relato, bendijo la camiseta y se llevó, colocándola sobre su pecho, la carta que le envió la madre de Mateo. Desde allí, otro aplauso y agradecimiento a los reporteros que lo seguirán en las etapas fundamentales de este largo peregrinaje entre Asia y Oceanía por aproximadamente 33 mil kilómetros.