Editorial |Nuestra voz |Pastoral de la familia: su rol protector y profético

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El mes de agosto, en Honduras, está dedicado al reconocimiento de la familia más que como una unidad jurídica, social y económica, como una comunidad de amor y de solidaridad, insustituible para la enseñanza y transmisión de los valores culturales, éticos, sociales, demográficas, espirituales y religiosos, esenciales para el desarrollo y bienestar de sus miembros y de la sociedad; un lugar donde se encuentran diferentes generaciones y donde se ayudan mutuamente a crecer en sabiduría humana y a armonizar los derechos individuales con las demás exigencias de la vida social, tal como leemos en Carta de la Santa Sede sobre los Derechos de la Familia, E, F; también y no menos importante ofrecer la posibilidad de reconocer, identificar y analizar cuestiones que afectan a su desarrollo y evolución.

De tal modo que la Iglesia como madre, siempre ha centrado su atención pastoral en la familia que tiene una particular importancia en nuestro tiempo, “porque no estamos viviendo simplemente una época de cambios, sino un cambio de época…porque los cambios no son más lineales, sino de profunda transformación” nos dijo el Papa Francisco en su Discurso a la Curia Romana y por ende a todos los bautizados el 21 de diciembre de 2019; por lo que el papel de la Pastoral Familiar no puede limitarse a una actitud meramente protectora del matrimonio y la familia, esta debe ser previsora, audaz y positiva, para discernir con sabiduría evangélica los retos que los cambios culturales plantean a la familia y su tarea debe ir más allá, pues debe asumir un rol profético al denunciar las violaciones provenientes de ideologías extrañas contra su integridad y dignidad.

Ni la doctrina ni la acción pastoral de la Iglesia son abstractas ni se realizan en el vacío. La insistencia de la Iglesia en anunciar públicamente y convertir en socialmente eficaz su doctrina acerca del matrimonio y de la familia no es, pues, ninguna intromisión indebida en un ámbito que le es ajeno. El futuro de la sociedad y de la Iglesia se juega en la familia. El Papa Benedicto XVI, conversando con los sacerdotes y diáconos de Roma, les decía: “Sin la confianza en Dios, sin la confianza en Cristo, que nos da también la capacidad de la fe y de la vida, la familia no puede sobrevivir.

Por eso, tenemos que hacer todo lo que favorezca la familia: círculos familiares, catequesis familiares, enseñar la oración en familia porque donde se hace oración juntos, está presente la fuerza que puede romper incluso la ‘esclerocardía’, la dureza del corazón que, según el Señor, es el verdadero motivo del divorcio”. La Pastoral Familiar en general busca impulsar, promover y apoyar la evangelización integral de las familias, para que vivan su identidad y misión, como parte de la sociedad y de la Iglesia, según el proyecto de Dios, a partir de la propia experiencia de comunión familiar (Iglesia doméstica) siendo así formadores de valores humanos y cristianos a través de grupos o movimientos como el Movimiento Familiar Cristiano, Grupo Camino, Encuentro Matrimonial, entre otros.

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