Madurez y compromiso son las características fundamentales de las vocaciones

A pesar de que los jóvenes son los que experimentan más convocados a servir al Señor, también los adultos pueden ser llamados a seguirle

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Es común ver jóvenes entusiastas ingresar a seminarios para formarse como sacerdotes o mujeres consagrándose a la vida religiosa. Sin embargo, es menos frecuente que adultos maduros sigan este camino vocacional, aunque su decisión suele ser muy beneficiosa para la Iglesia.

Tiempo

La Hermana María Elena Díaz, Religiosa de Marilam, afirma que “la vocación a la vida consagrada, ya sea ministerial o religiosa, es un llamado de Dios que requiere una respuesta. Lo esencial es que esa respuesta sea libre y con amor; decir sí y dar lo mejor de uno mismo, sin importar la edad en que se responda”.

Respuesta

Gabriela Ferrufino, catequista de la Parroquia El Salvador del Mundo de Tegucigalpa y miembro del equipo motivacional para vocaciones, sostiene que “todos creemos que la vocación debe surgir desde la infancia; ese es el concepto común, pero no consideramos las vocaciones adultas o tardías”. Gabriela afirma que esto puede ser beneficioso para la vocación, porque “ya llegan con mucha experiencia, y tienen claro a qué se enfrentarán, por lo que la decisión de dejarlo todo suele estar más madurada”.

Espacios

Aunque la mayoría de las ferias y exposiciones de carismas para atraer vocaciones están dirigidas a los jóvenes, la Iglesia en Honduras también busca crear espacios para adultos maduros, fomentando vocaciones tanto a la vida consagrada como a otros campos de servicio.

André Osorto, animador de la Pastoral Juvenil de la Arquidiócesis de Tegucigalpa, hace eco de las palabras del Papa Francisco, en la Jornada de Oración por las vocaciones, al afirmar que “las familias representan un semillero para las vocaciones sacerdotales y religiosas, pues es allí que con profunda fe y con una práctica religiosa constante y abierta al llamado de Dios, es un terreno fértil para hacer florecer las vocaciones en su seno, no importando la edad”. El Presbítero Delio Aceituno, de la Arquidiócesis de San Pedro Sula, destaca el papel especial que tienen las familias como principales promotores vocacionales.

“Jesús mismo nos dice que debe ser una oración insistente; debemos pedir al Señor con insistencia por el aumento de vocaciones. Especialmente en este mes de julio, orar para que nos envíe muchos sacerdotes, religiosos y religiosas, pero sobre todo, que nos envíe muchas familias santas, porque de ellas surgirán buenos sacerdotes y religiosos’, afirma. Además, subraya que ‘los padres son fundamentales; la oración de estos para la vocación de un hijo es esencial. Un ejemplo de esto es Santa Mónica y San Agustín”, puntualizó el Sacerdote.

Llamado

El Papa Francisco en la 61 Jornada Mundial de la Oración por las Vocaciones de este 2024, bajo el lema: “Llamados a sembrar la esperanza y a construir la paz”, dijo: “Cada año se nos invita a considerar el precioso don de la llamada que el Señor nos dirige a cada uno de nosotros, su pueblo fiel en camino, para que podamos ser partícipes de su proyecto de amor y encarnar la belleza del Evangelio en los diversos estados de vida. Escuchar la llamada divina, lejos de ser un deber impuesto desde afuera, incluso en nombre de un ideal religioso, es, en cambio, el modo más seguro que tenemos para alimentar el deseo de felicidad que llevamos dentro”. El Papa concluye este mensaje diciendo “que nadie se sienta excluido de esta llamada. Cada uno de nosotros, dentro de las propias posibilidades, en el específico estado de vida puede ser, con la ayuda del Espíritu Santo, sembrador de esperanza y de paz”.

Cuidar de las vocaciones es una necesidad

La oración debe de ser la principal “arma” para poder sostener las vocaciones y más las “tardías”. El Papa Francisco nos interpela al preguntar ¿rezo por las vocaciones?, porque cuando entramos en el espíritu de contemplación y adoración, el Señor nos transforma y podemos ser reflejo del amor del Padre para los que encontramos en el camino o ayudemos a encontrar este camino a los demás”. Las vocaciones, sobre todo las que se han dado de una forma tardía, nacen a menudo del contacto con algún sacerdote o monja que muestra una hermosa humanidad, según nos dice el Santo Padre, ya que ellos transmiten “paz de corazón, una alegría invencible, un rasgo amoroso y acogedor. Y es la oración la que nos hace así. No la descuidemos. Rezad por las vocaciones, intensamente”.

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