Palabras del Nuncio Apostólico en Honduras

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Amigos todos …

Como sabemos, el 7 de diciembre de 1965, el Concilio Vaticano II aprobó la Constitución Pastoral “Gaudium et spes” sobre la Iglesia en el mundo actual que, no obstante los años transcurridos, sigue teniendo plena vigencia en nuestros días. A ese propósito del Concilio, quise yo también enrolarme como un servidor más de Cristo, a través del servicio diplomático de la Santa Sede.

Desde ese entonces, he querido ser y tener en los lugares en donde la Iglesia me ha necesitado un “sentire cum ecclesia”, tal como lo puso en su escudo episcopal San Oscar Romero. Pero junto a ese propósito, ser un servidor que pueda gestar en cada realidad “Gaudium et spes” (Gozo y esperanza).

Así en este día, nos abrimos al gozo, a la alegría por dejar a la Iglesia de Honduras en este edificio remozado, la voluntad expresa del Santo Padre Francisco, de seguir cercano como Vicario de Cristo, al santo y fiel pueblo de Dios que peregrina en esta tierra hondureña, a través de su servicio diplomático.

Y, esperanza también, por que en nuestro servicio está la fidelidad al depósito de la fe puesto en el poder de las “llaves” confiadas al bienaventurado apóstol Pedro, del cual el Santo Padre es su succesor. Esperanza por esta genuina fidelidad a la Iglesia, que es fidelidad al mismo Cristo, su fundador.

Gozos y esperanzas para el pueblo y la iglesia de Honduras, que ha sabido caminar desde sus inicios cristianos hasta la fecha, con la voluntad siempre firme de permanecer unidos a este principio de unidad visible que es la Sede Apostólica, gracias a las luces del Espíritu Santo.

Es por tal razón, que me permito poner también en sus manos este pequeño obsequio de publicación, de algunos elementos en los cuales la Santa Sede junto a esta su Representación Diplomática, ha sabido gestar a través de los años, esa rica y serena relación no sólo con la Iglesia, sino también con el Estado hondureño y el Cuerpo Diplomático acreditado en esta nación. Motivo tal para expresar al propio Señor las más profundas expresiones de gratitud, por todo el bien que a través de la Santa Sede ha realizado, realiza y seguramente así lo confiamos, seguirá realizando en esta su porción amada.

Gracias a todos los que han hecho de la Nunciatura Apostólica en el pasado y en este presente “La Casa del Papa”, casa de puertas abiertas para suscitar en la escucha el más rico discernimiento que nos pongan también a nosotros en el Proceso Sinodal tan anhelado por el propio Santo Padre.

Gracias a todos lo que han trabajado y facilitado de un modo y de otro, que esta obra de restauración llegase hoy a su termino, y pueda aparecer de nuevo como lo que es en realidad: una joya valiosa en el patrimonio arquitectónico de esta Tegucigalpa querida, por un lado y por otro, un legado de piedra que es historia cristiana que habla por si misma de las palabras siempre vigentes de Jesús a Pedro: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Mt 16,18).

Tegucigalpa, el 12 de julio de 2024

Gábor Pintér

Nuncio Apostólico

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