En este tiempo de Cuaresma, la Iglesia nos insta a seguir y cumplir tres elementos esenciales: la Oración, el Ayuno y la Limosna. Es durante esta temporada sagrada que debemos de poner en práctica estos pilares con mayor diligencia y compromiso. Hoy, nuestro enfoque recae en la limosna, una práctica que va más allá de simplemente compartir nuestras posesiones materiales con los menos afortunados. Este elemento, representa un acto de amor genuino y desinteresado, donde ofrecemos lo que somos en un espíritu de sacrificio y renuncia.
Atención
El Padre Bairon Cárcamo, Vicario de la Basílica de Suyapa, resaltó la importancia de la Cuaresma como un período para fortalecer la espiritualidad y el crecimiento humano. Señaló que la limosna, en particular, es un acto que nos acerca a Dios y que “Cuando nosotros nos damos completamente y nos entregamos al servicio de los más necesitados, eso ayuda directamente a fortalecer el alma”.
El Presbítero enfatizó la importancia de dirigir nuestra ayuda hacia aquellos que más lo necesitan y que “en ese tiempo de Cuaresma nosotros también aprendamos, sin duda alguna, a dar limosna, no a lo que nos sobra, sino darle a aquel que le hace falta más”. Asimismo, instó al servicio hacia los demás como una forma de servir a Dios y que “un corazón generoso, se multiplica espiritualmente porque nos lleva a la vida eterna”.
En este sentido, Obdulio Madrid, directivo del Instituto de Formación para Laicos en Santa Bárbara, enfatizó que la limosna durante la Cuaresma va más allá de simples donaciones económicas. Madrid, enfatizó que en este tiempo “La limosna no solo es dar de lo económico, sino también despojarnos de nuestros compromisos de tipo individual y poder dedicar el tiempo a aquellos que más nos necesitan; haciendo favores al que lo necesita, visitando al enfermo, acompañando al que vive una tribulación, a través del mensaje de la palabra”. De igual forma, indicó que todos “estos gestos pueden ir acompañados en la medida de lo posible, con algo material, alimento, ropa u otra necesidad de nuestros hermanos”.
Libertad
Dar limosna nos rescata de la esclavitud del pecado y nos trae abundantes bendiciones. Mejor aún, esta nos acerca más al cielo pues se antepone a todas las demás buenas acciones, porque una persona caritativa ya posee las demás virtudes. Mario Ramos, Coordinador Pastoral Juvenil de la Parroquia San Nicolás en Santa Bárbara, compartió su visión sobre la práctica de la limosna durante la Cuaresma. Según sus palabras, “Para que practiquemos realmente este elemento al que la santa madre iglesia nos invita en Cuaresma primeramente debemos tomar un poco de conciencia y preparar nuestro corazón”.
Ramos enfatizó la importancia de abordar la limosna con amor y un sincero deseo de ayudar. Destacó también la necesidad de dar siempre lo mejor de nosotros mismos y evitar buscar la aprobación de los demás. El líder juvenil expresó que compartir con los necesitados es una oportunidad para servir a los demás y olvidarse de uno mismo. Ramos reflexionó sobre el vínculo entre la práctica de la limosna y la fe cristiana, enfatizando que “para los cristianos, al no practicar este elemento, nuestra fe se vuelve simple, no hay obras, no hay una coherencia entre lo que decimos o profesamos y lo que estamos haciendo”. Compartir En el mensaje que el Papa Francisco, nos da en esta Cuaresma, es que nos atrevamos a compartir lo poco que tenemos y compartirlo con amor. Al igual nos invita ayudar a los que estén pasando momentos difíciles “No importa que tan grande o pequeña sea su limosna, lo importante es darlo con sencillez y amor”, resaltó el Santo padre.
No cabe duda, que el ser generosos nos va a ayudar a ir al cielo y recibir la bendición del dador alegre; la limosna es dar de nuestro tiempo para servir a los más necesitados y como nuestra Iglesia se dedica siempre a esto, pues por eso es bueno contribuir con esta buena causa. Tristemente, algunas veces que damos limosna, no lo vemos como una bendición, sino como una imposición o un dar de lo que me sobra. Animémonos a donar de corazón y a hacerlo para la salvación de nuestras almas.
¡Demos limosna de corazón hermanos y hermanas! dar con un cariño que se refleje hasta en el mínimo detalle, de no aprovechar esa ocasión para deshacerse del billete más ajado y sucio o de las monedas que rompen los bolsillos del pantalón.
1 Limosna
Cuando nos abrimos a los demás y reflexionamos sobre las necesidades del mundo, entonces descubrimos cómo Dios nos llama a satisfacer esas necesidades al compartir lo que tenemos. Es allí donde radica la riqueza de esta obra.
2 Oración
Mediante esta, descubrimos que es importante velar por las necesidades de los demás. De esta forma podemos alentar a los que se sienten abandonados por el Señor o los que viven a diario las injusticias sociales.
3 Ayuno
A través del ayuno vemos cómo el Espíritu Santo obra en nosotros y nos ayuda a reconocer a Cristo en las necesidades del mundo, llevándonos al compromiso personal de actuar dando limosna. Esto también nos hace recordar que los demás necesitan de nuestra ayuda.
LA GENEROSIDAD NOS SALVA
Es claro que nuestra salvación depende de la generosidad de nuestro corazón, del amor con el que demos limosna; en efecto, Jesucristo, al anunciar el juicio a que nos habrá de someter en el final de nuestros días, habla únicamente de la limosna y de que dirá a los buenos: “Tuve hambre, y me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estuve desnudo, y me vistieron; estuve enfermo y encarcelado, y me visitaron”. En cambio, dirá a los pecadores: “Apártense de mí, malditos: pues tuve hambre, y no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; estaba desnudo, y no me vistieron; estaba enfermo y encarcelado, y no me visitaron”. (Mateo 25, 31-46).
