El servicio en el altar como presbítero, o la mujer que desde la contemplación sirve a la Iglesia e incluso aquel que ha dedicado su vida a ayudar a las personas como siendo médico, maestro o taxista, exige un alto grado de conciencia sobre el significado de decir sí a su vocación.
Claridad
Son muchas las tentaciones que en el aspecto profesional aparecen, sobre todo cuando una carrera crece. “Nuestro objetivo debe ser el de orientar y dirigir nuestros jóvenes para que se conviertan en líderes, porque llegara el momento en que dejaremos los cargos porque otros los ocuparan en el caminar de nuestra iglesia y de la sociedad’ expresa la profesora y catequista Clementina Nieto, quien, con más de 20 años de experiencia como docente, logró comprender que el verdadero sentido de una vocación es servir. También cuenta que “los valores de la Iglesia me los inculcaron en mi hogar de parte de mis abuelos y padres, algo que permanece muy presente en mi transcurrir”.
Encuentro
Para la Doctora Iris Laínez, servir a Dios a través de la medicina “Es una oportunidad única ya que a diario veo como el Señor se me manifiesta en los enfermos, a quienes puedo tender la mano”. Con la pandemia, el trabajo de esta joven médico aumentó, por lo que expone que “doy gracias a Dios por permitirme ser alivio y consuelo en los momentos más difíciles de la humanidad. La pandemia me ha hecho comprender que ser doctora por vocación, no es sinónimo de riqueza sino de entrega”.