Señor Jesús, así como Tu llamaste los primeros discípulos
para hacerles pescadores de hombres,
haz que Tu sublime invitación
continúe resonando: ¡Vengan a Mi, síganme!
Da a los jóvenes, hombres y mujeres,
la gracia de responder prontamente a la llamada.
Apoya a tus obispos, sacerdotes
y a los consagrados en su trabajo apostólico.
Concede perseverancia a nuestros seminaristas
y a todos aquellos que llevan hacia adelante
los ideales de una vida
totalmente consagrada a Tu servicio.
Despierta en nuestra comunidad
un entusiasmo misionero.
Virgen María, Madre de la Iglesia, modelo de toda vocación,
ayúdanos a decir Sí,
al Señor que nos llama a cooperar en el plan divino de salvación.
Amén.