En los días grandes, la mayoría de parroquias de Honduras, promueve n una vivencia de fe a través de la dramatización del Camino de la Cruz, por lo que desde la preparación hasta el acto que se aprecia cada Viernes Santo, busca imprimir la espiritualidad que la Iglesia motiva.
Apropiar
Con la meditación intensa del Santo Vía Crucis, es posible acercar- nos cada vez más a la pasión del Señor, así lo acota el padre Carlos Rubio, párroco de la comunidad Nuestra Señora de la Visitación, quien también afirma que ‘’Esta práctica más allá de una actuación es una representación de aquel primer Vía Crucis’’. Para el presbítero Rubio, ‘’no debemos quedarnos con lo externo sino llevarnos a vivir una pasión de amor por Dios y por su reino, en una entrega continua cada día’’.
Si bien, los organizadores de las comunidades parroquia- les a cargo de las dramatizaciones buscan personas con el talento, parecido o cono cimiento, dramatizar este duro momento en la vida de Jesús, es solo un acompañamiento que aporta a la meditación. Que la Palabra de Dios que ilumina cada estación del Santo Vía Crucis, pueda también alumbrar los propios caminos dolorosos, pero nunca renunciando a la cruz, sino abrazándola.
Vivencia
Ronald Méndez, uno de los organizadores del Vía Crucis de la parroquia San José de la Montaña, opina que ‘’Es caminar con Cristo en la vía dolorosa y al momento de realizarlo, se profundiza cada estación y vivirla de la mejor manera posible para que la persona que hace el papel lo viva y al mismo tiempo transmita ese sentimiento’’. Méndez, afirma que ‘’se trata de vivir el acto de piedad que se realiza, cada año debemos hacerlo sentir diferente y actualizarlo a la realidad que vivimos, de esta manera poder meditar de mejor manera y realizar un cambio en nuestras vidas’’. Por su parte, Mario Juárez, quien por muchos años dramatizó el papel de Jesús en la parroquia El Cal- vario, expresa que “Podemos reconocer cuán grande fue el sacrificio que hizo Jesús por nosotros, lo cual permite realizar el Santo Vía Crucis”.
