El cardenal Óscar Andrés Rodríguez, en su última Eucaristía como arzobispo de Tegucigalpa durante la Homilía en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción Nuestra Señora de Suyapa, fecha en la que se conmemora el 276 Aniversario del hallazgo de la imagen que veneramos en la Basílica Menor de Suyapa se refirió a temas muy trascendentes para la vida de los hondureños tanto en el plano espiritual, religioso como social a la luz del Santo Evangelio pro- clamado en ese día.
Inició meditando sobre cómo María, Madre de Jesús se convirtió en nuestra Madre también al recordar lo que escuchamos en Juan 19,27 “Ahí tienes a tu hijo y desde aquel momento nuestra Madre del cielo comenzó a hacer la Madre de todos nosotros que el discípulo la recibió en su casa” lo mismo que ocurrió “hace 276 años que nosotros, discípulos hondureños, recibimos a la madre del cielo en nuestra casa y desde entonces ha venido a quedarse como reina de Honduras” nos recuerda Monseñor Rodríguez.
En la Eucaristía se encontraba la señora presidenta de Honduras, miembros de su gabinete y distintos integrantes del Poder Legislativo y Judicial entre los miles de peregrinos y luego de tratar temas relacionados con las lecturas proclamadas dedicó unas palabras a la señora Xiomara Castro al recordar- le, la visita de hace un año mediante la cual encomendó su trabajo en el inicio de su mandato como devota de María y le aseguró “que sin duda alguna la madre no se ha despegado de usted porque la ama, así como usted ama a nuestra Madre, por eso hoy también todo este pueblo sigue orando para que ustedes sigan adelante haciendo el bien y construyendo una Honduras mejor que hace un año” sin olvidar exhortar a los diputados presentes a quienes les recordó el compromiso moral con su Patria “todos los políticos especialmente a nuestros legisladores, el paso que están a punto de dar es decisivo para el futuro de nuestra Patria y confiamos en la inspiración de Dios, de su Santa Palabra, del Espíritu Santo para que decidan lo mejor, para que busquen que este país siga adelante.
De nada sirven buenos propósitos y no tenemos buena justicia” les reiteró. Y al referirse al pueblo de Dios que peregrina en Honduras los invitó a dejarse acompañar del Señor Jesús Resucitado en su caminar, escuchar su palabra asiduamente y a participar de la frac- ción del pan en la Misa hasta sentir “arder nuestros corazones hondureños para amar a Honduras, para servir a Honduras y para llevarla adelante y levantarla para que tenga Nueva Vida” como lo hizo con los desconsolados discípulos de Emaús. Finalmente, pidió que todos nos uniéramos en oración “Todos queremos pedir a los pies de Nuestra Señora de Suyapa que nos conceda vivir como un único pueblo hondureño sin confrontación, sin odio, sin violencia, unidos porque somos hi- jos de un mismo Padre” e instó a pedir que “no sigan más los feminicidios, sino más bien el respeto de unos por otros y el respeto de la madre, la hermana, la esposa, la hija,” como nos enseña la Virgen María”.