La mañana de este primer jueves de enero, se celebró la misa exequial del Papa emérito Benedicto XVI en la plaza de San Pedro. Fieles, jóvenes, adultos y religiosos de todo el mundo se congregaron en este lugar para expresar sus últimas palabras a quien lideró a la Iglesia Católica entre los años 2005 hasta 2013.
Su Santidad el Papa Francisco, celebró la Santa Eucaristía Exequial, un hecho sin precedentes, pues desde 1802 no ocurría que un Papa celebrara las exequias de otro Papa. El Santo Padre, inició su homilía con la frase expresada por Jesucristo antes de expirar en la cruz: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Asimismo, al entregarse en la cruz, Jesucristo se da completamente al Padre en una “entrega agradecida de servicio al Señor y a su Pueblo”.
El darnos al Señor es una actividad donde debemos superar las “encrucijadas y contradicciones” que se nos pueden presentar. Asimismo, encontrar la “consolación del Espíritu en la búsqueda apasionada por comunicar la hermosura y la alegría del Evangelio”.
“Benedicto, fiel amigo del Esposo, que tu gozo sea perfecto al oír definitivamente y para siempre su voz”, con estas palabras el Sumo Pontífice Francisco concluyó su homilía en la misa exequial del Papa emérito Benedicto XVI.
La ceremonia fue concelebrada por alrededor de 130 cardenales, 400 obispos y 3,700 sacerdotes. Al final de la misma, durante la Última Commendatio y la Valedictio, la audiencia que pasó en silencio durante la misa explotó en aplausos y en gritos solicitando que se le abra un proceso de canonización al “pontífice de la razón”.
Previo al traslado del féretro a las grutas vaticanas, el Papa Francisco inclinó la cabeza, permaneció unos instantes en oración y bendijo el cuerpo yacente del Papa Emérito.
Los restos del Papa Emérito descansan ya en paz junto a su predecesor, San Juan Pablo II.
