Catalogado como un viaje de penitencia para remediar el diálogo con los pueblos indígenas heridos en su cultura, en sus tradiciones, el Papa Francisco inició su trigésimo séptimo viaje apostólico, en donde espera caminar junto al pueblo de Dios de este país.
Partió este domingo 24 de julio desde el aeropuerto internacional en Roma rumbo a la ciudad de Edmonton, Canadá. Fue recibido por el premier ministro Justin Trudeau, la gobernadora general Mary Simon y representantes de los pueblos indígenas. Al llegar, un grupo musical del pueblo Alexis Nation ofreció en uno de los hangares del aeropuerto una canción al Papa y Trudeau, que luego mantuvieron un breve encuentro privado.
En el segundo día de esta peregrinación, el Pontífice tuvo un encuentro con los pueblos indígenas de las “primeras naciones” en Maskwcis, en donde, luego de los gestos tradicionales de cercanía con su pueblo, y de escuchar el testimonio de algunas personas, se dirigió a los presentes para pedirles personalmente perdón.
Por la tarde de este mismo día, participó de otro encuentro con los pueblos indígenas y de la comunidad parroquial en la Iglesia Sagrado Corazón de Edmonton, en donde se dirigió por segunda vez al pueblo canadiense y, en su discurso, explicó que significa la reconciliación según las enseñanzas del Señor Jesús.
Tras su discurso, todos los presentes rezaron el Padrenuestro, el Sucesor de Pedro impartió la bendición e intercambiaron regalos. Al salir, el Pontífice bendijo la estatua de Santa Catalina Tekakwitha (1656-1680), la primera indígena canonizada en la Iglesia católica.