Caminar juntos, expresión idónea que define la sinodalidad, nos revela también el mecanismo por el cual podemos librarnos de la denominada cultura del descarte que está atacando directamente a los adultos mayores.
Sínodo
Este “descarte” se refiere a la tendencia de hacer de la persona humana y de su servicio, un objeto a desecharse, tentación que puede afectar en la Iglesia. Es por ello, que el caminar juntos nos ayuda a no adelantarnos, no presionar para que vayan a nuestro ritmo, a ver en ellos un tesoro invaluable. Marizela Turcios, encargada de Cáritas Suyapa, indica que los adultos mayores son un factor determinante para practicar el ser sinodal.
“Con destacada frecuencia, somos quienes enseñamos con el ejemplo, sobre la importancia de que, como familia, Iglesia y comunidad, transitemos unidos y muy cercanos para lograr objetivos comunes” dijo Turcios y al mismo tiempo afirmó que “esto indica que tenemos la oportunidad de ser solidarios y lo más importante, actuar sirviendo en favor del bien común”.
Ejemplo
Cinthya Simón, presidenta nacional del Movimiento Consecratio Mundi, añade que los abuelos con el ejemplo pueden guiar en esa vida de piedad, en el amor a Jesús y a María. “Enseñándoles a sus nietos oraciones cortas frente a un altarcito en casa, y antes de las comidas, así se les va inculcando la importancia de la oración” explicó.
La Iglesia sinodal, impulsa a que el adulto mayor sea parte de las diferentes pastorales y las distintas actividades que la parroquia propone. De hecho, ellos son los más fieles a la hora de participar en estos eventos. David Rodríguez, integrante de la Renovación Carismática Católica (RCC), propone en este sínodo, escuchar a los abuelos. “Ellos tienen un espacio privilegiado dentro de la Iglesia para que sigan desarrollando todas sus habilidades y todos los conocimientos que la vida les ha regalado a través de la experiencia, la que es transmitida con todo gusto”, concluyó Rodríguez.
