En el primer domingo del tiempo de Cuaresma, un tiempo para reflexionar, se nos presenta a Jesús siendo sometido a las tentaciones, así como los humanos pasan estas experiencias permanentes, siendo el deseo del poder, el deseo del tener y la de la gloria.
La Basílica Menor Nuestra Señora de Suyapa, fue el escenario para que la feligresía ahí reunida, y quienes seguían la Santa Eucarística por las diferentes plataformas de Suyapa Medios, recibieran la reflexión y escuchar con mucha atención la homilía del Señor Arzobispo Óscar Andrés Cardenal Rodríguez, bajo la lectura del Obispo Auxiliar, Monseñor Teodoro Gómez.
El evangelista nos recuerda como Jesús paso 40 días y 40 noches sin comer y siendo tentado por el mismo diablo, lo hace dudar de la grandeza y condición de ser hijo de Dios.
“La tentación más grave es la que nos hace dudar de que somos hijos y amados por Dios”, señaló el Obispo Auxiliar.
El querer manipular a Dios, continua siendo una tentación en la actualidad, el querer hacer todo a la voluntad de la humanidad, continuo manifestado Monseñor Gómez.
“El poder mal empleado y no como un servicio en cualquiera en sus formas, se convierte en idolatría, llevando consigo la opresión y nos pone de manifiesto la corrupción a la que puede llevar la ambición de poder, por eso la respuesta de Jesús es tajante, al Señor tu Dios adoraras”, seguía reflexionando en su homilía el Obispo Auxiliar de Tegucigalpa.
Escenarios que hicieron recordar las constantes guerras y conflictos que se viven entre países y naciones en el mundo, y a su vez recordar la importancia de la oración dentro de los grupos sociales, para lograr una mejor humanidad.
Mensaje que también llamo a la reflexión y evitar el deseo de querer ser reconocido, y la búsqueda ansiosa del prestigio y el deseo de deslumbrar y de querer ser como el Dios de la vida.
La tentación de la arrogancia, el privilegio, la tentación de hacer dinero, no importando los medios, de querer escalar sin importar el daño, también fueron parte del mensaje de este domingo cuaresmal.
“En nuestra oración de hoy podemos decir; Señor fortalece del que está tentado, tú conoces mis debilidades, que tu gracia me fortalezca para volverme a ti de todo corazón, no me dejes caer en la tentación y líbrame de todo mal”, con esta oración termino la homilía de este día del Señor.