En el día de la Epifanía del Señor, los tres hombres de oriente conocidos como los Reyes Magos, llevaron tres regalos al recién nacido que la estrella guiaba hasta él. Estos tres regalos tienen una representación importante en la venida del Hijo de Dios al mundo.
El Oro: Representa la realeza del recién nacido. Ha sido considerado como un metal precioso desde tiempos antiguos. Se utiliza como dinero, joyas y es el símbolo de los reyes. Según la leyenda, Melchor, rey de Arabia, llevó el oro, proporcionando así fondos para María y José, quienes tuvieron que huir con el bebé a Egipto, para escapar de la muerte de todos los niños menores de dos años, por orden de Herodes.
El Incienso: Es un tipo de resina de goma proveniente de los árboles de África y Oriente Medio del género Boswellia. En la antigüedad, llegó a ser uno de los artículos de lujo más importantes del comercio en el Mediterráneo, ya que se utilizaba como ingrediente en perfumes, aceites para la unción y para quemarse durante los cultos religiosos y los rituales mágicos. Éste fue llevado por Baltasar, rey de Saga cerca de la actual Yemen. Representa el papel de Jesús como Sumo Sacerdote y su divinidad como Hijo de Dios.
La Mirra: Al igual que el incienso, es una resina de goma y se trataba de un artículo comercial importante que se utilizaba en la perfumería, la medicina, la quema de incienso y el embalsamamiento. Gaspar, rey de Tarso en Turquía, llevó mirra, más valiosa que el oro y el incienso. Los teólogos creen que la mirra representa la humanidad de Jesús y, debido a que se utiliza como medicina, su papel como el gran Médico.