Cada 07 de agosto la Iglesia celebra la memoria de San Cayetano, un gran santo de nuestra Iglesia que es popularmente conocido por interceder ante el Señor por el trabajo y el pan de cada día. Todos los años, en esta celebración, cientos de fieles acuden a la celebración de su día con mucha devoción para rogar la intercesión por un trabajo digno a quienes no lo tienen y por los alimentos diarios.
El padre Juan Carlos Martínez, párroco de la Catedral Metropolitana San Miguel Arcángel, menciona que, “Al acudir a San Cayetano, estamos confiando en la oración de un padre providente lo cual nos demuestra que no estamos solos en nuestras luchas porque nuestros santos siempre nos acompañan”.
Cayetano de Thiene, nació en 1480 en Vicenza, Italia y murió el 7 de agosto en Nápoles, día en que se celebra su fiesta. Este santo, era de una familia muy acomodada y a lo largo de su vida, fue desprendiéndose de sus bienes para repartirlos entre los pobres y trabajó duro para conseguir medios para ellos también.
Su primera intercesión milagrosa, fue en Venecia mientras visitaba un hospital en el que había una joven a la que le estaban por amputar una pierna debido a la gangrena que padecía. Cayetano se acercó a su cama, le sacó la venda, le besó la pierna e hizo la señal de la cruz. Al día siguiente, cuando los médicos se disponían a realizarle la operación, descubrieron que la mujer estaba curada. Además de interceder por el pan y el trabajo, a San Cayetano se le puede confiar el don de la salud, trabajo, suministro, bienestar, buena vida, provisión y una vida en abundancia.