El Año Jubilar 2025 es una invitación de la Iglesia a renovar la fe y a caminar en esperanza. En este tiempo de gracia, María, Madre de Dios, se presenta como una guía segura hacia la conversión, recordándonos que su amor maternal nos sostiene en el camino de la santidad. El Papa Francisco ha convocado este Jubileo con el lema “Peregrinos de la Esperanza”, destacando que la Iglesia está llamada a ser un signo de consuelo en medio de las dificultades del mundo. “La esperanza cristiana es lo que sostiene nuestra fe y nos impulsa a mirar el futuro con confianza”, ha manifestado el Santo Padre en una de sus catequesis preparatorias.
Devoción
Desde la Catedral Metropolitana, Claudia Fernández, feligrés comprometido con la devoción mariana, expresa que “María nos lleva a Jesús con su testimonio de entrega y humildad. En este Jubileo, Ella nos recuerda que la verdadera esperanza se encuentra en Dios”. Por su parte, Maura Navarro, de la Diócesis de Juticalpa, destaca la importancia de María en la conversión personal al decir que “Este es un tiempo propicio para acercarnos a Dios a través de María. Ella, como Madre, nos impulsa a volver al Evangelio con corazón sincero”. En este Año Santo, la figura de María nos llama a ser testigos de la fe y a confiar en el amor de Dios.
EJEMPLO DE FORTALEZA Y FE
En la Virgen María encontramos refugio y fortaleza para enfrentar los desafíos del mundo actual. Que su intercesión nos ayude a vivir este Jubileo con un espíritu renovado y una esperanza firme en la misericordia divina. El Jubileo 2025 marca el 1700 aniversario del Concilio de Nicea, un evento fundamental en la historia de la Iglesia que reafirmó la fe en la divinidad de Cristo. Además, se ha dado la apertura de la Puerta Santa en las cuatro basílicas mayores de Roma, un gesto de acogida y reconciliación para los peregrinos de todo el mundo.