En la actualidad, vivimos en una sociedad donde los valores han perdido peso y la violencia parece predominar. Por ello, es esencial que los padres y tutores retomen la enseñanza del amor de Dios en sus familias y, en particular, inculquen en los niños la devoción hacia los Ángeles Custodios, también conocidos como “Ángeles de la guarda”. Estos seres espirituales son enviados por Dios para protegernos y guiarnos desde el momento de nuestro nacimiento hasta el día de nuestra muerte.
Protectores
La devoción a los ángeles custodios es un aspecto de la fe que ha sido olvidado, y su práctica en los hogares y comunidades es cada vez menos común, según el Catecismo de la Iglesia, los Ángeles Custodios son “criaturas espirituales que glorifican a Dios sin cesar y que sirven para que los designios de Dios con las otras criaturas se realicen”. De ahí la importancia de enseñar a los niños a invocar la intercesión de estos mensajeros divinos, para que los acompañen y les ayuden a conocer más a Dios.
El ejemplo de los Ángeles Custodios está presente a lo largo de las Sagradas Escrituras; la Biblia nos ofrece ejemplos claros de la intervención de esto seres en la vida de los hombres. En el Salmo 91, 11-12, se nos dice: “Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos, en las manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra”. Este pasaje recuerda que los ángeles están asignados por Dios para protegernos en cada paso que damos.
Enseñanza
La Hermana María Elena Díaz, Misionera de MARILAM, señala que “Es importante que los padres enseñen a los niños a confiar en sus ángeles custodios, quienes nos cuidan desde nuestro nacimiento hasta la muerte. Debemos aprender a amarlos y a invocarlos cada día para que nos ayuden y estén con nosotros siempre”. Los ángeles custodios representan un vínculo cercano con Dios, y fomentar su devoción en los niños puede ayudarles a crecer con una profunda confianza en la protección divina. Enseñar a los niños a confiar en sus ángeles custodios no solo los conecta con su fe, sino que les ofrece un apoyo espiritual constante en su vida diaria, inculcar esta devoción es un regalo que los acompañará siempre, recordándoles que nunca están solos, pues tienen un ángel que vela por ellos en nombre de Dios.