TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Como cristianos estamos llamados a la unidad, incluso y especialmente en tiempos de incertidumbre política. La unidad no significa uniformidad de pensamiento político, sino una comunión más profunda basada en nuestra fe en Cristo y en el amor fraternal. Gaudim Et Spes en el numeral 75 afirma que, los cristianos “están obligados a dar ejemplo de sentido de responsabilidad y de servicio al bien común, así demostrarán también con los hechos cómo pueden armonizarse la autoridad y la libertad, la iniciativa personal y la necesaria solidaridad del cuerpo social, las ventajas de la unidad combinada con la provechosa diversidad.
Melvin Herrera, Coordinador de la Renovación Carismática Católica en la Arquidiócesis de Tegucigalpa, afirma que, cuando los cristianos nos dividimos por ideologías, el mundo ve contradicción en lugar de amor. “Debemos Priorizar el Reino de Dios sobre las lealtades partidarias y practicar el respeto y la empatía, aun con quienes piensan diferente, cuando ponemos nuestra esperanza absoluta en un partido, líder o sistema humano, corremos el riesgo de sustituir a Dios por ideologías”, afirmó. Herrera es del criterio que, como Iglesia en estos tiempos inciertos se debe ser “Sal y Luz” como lo expresa el mismo Evangelio, “actuar con justicia, misericordia, humildad, fomentar el diálogo y no la división, sin olvidar que estamos llamados a denunciar el pecado, defender la verdad y sobre todo proteger a los más débiles”.
Para Carlos Moreno, docente y teólogo, la Iglesia aporta en esencia lo que somos, es decir, una comunidad creyente donde se viven y practican valores como el amor, el perdón y el servicio; ese es nuestro ejemplo para todos, especialmente en tiempos donde la política altera la sana convivencia social. Para ello propone “Promover el diálogo sincero, recordando los valores del bien común, fomentando la ética del respeto, denunciando la injusticia en todas las direcciones, ofreciendo espacios donde los candidatos puedan proponer su visión política, pero sobre todo siendo espacios de oración por nuestra nación, por último aportando desde la formación política de nuestros fieles laicos una visión democrática basado en la conciencia y fomentando el respeto en la diversidad por la inclinación de partidos políticos”.
1 Unidad
La Iglesia, fiel a su misión evangélica, puede ser un puente de unidad, voz de conciencia social y agente de paz, especialmente en tiempos donde la tensión política amenaza la convivencia.
2 Oportunidad
La incertidumbre política que actualmente atravesamos como país, debe ser una oportunidad para demostrar que nuestra esperanza está en Dios, guiados por el amor, la verdad y la paz.
3 Servicio
La actividad política debe ser siempre ejercida en el marco de los principios morales y con un espíritu de servicio, evitando cualquier forma de división o enfrentamiento innecesario.
4 Bien
común El bien común exige que se superen las divisiones y se fomente un diálogo que busque el entendimiento mutuo, por lo que, los cristianos deben participar en la política como un acto de caridad, con un enfoque de la esperanza y la reconciliación.