Las hermanas religiosas en su consagración también eligen ser madres espirituales

Estas mujeres determinan no vivir el don de la maternidad, pero adoptan a muchos hijos como si fueran propios

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Las mujeres que entregan su vida a Cristo bajo los votos de castidad, pobreza y obediencia, se convierten en mamás muy cercanas de las personas que se vuelven sus hijos en la oración y el servicio. La vida consagrada es una llamada que nace del corazón de Dios en la cual la decisión de entregarle todo, se convierte en una opción de vida. Una de las bendiciones más grandes de la vocación religiosa es que, a ejemplo de la Virgen María, se convierten también en madres espirituales que acompañan a las almas que les son encomendadas en el caminar de su misión.

Sentido

Dios en su infinita bondad, creó a la mujer para que encontrara la plenitud de su vida en la maternidad y aunque, al consagrarse, las hermanas renuncian de manera voluntaria a este regalo, esto no les impide realizarse como acompañantes espirituales que se encargan de custodiar el alma. Sor María del Carmen López, religiosa Oblata al Divino Amor, se refiere a este don con las siguientes palabras “Nos convertimos en madres de muchos hijos a quienes nos toca acompañar, formar, orientar, consolar, animar en diferentes etapas. Es una gracia muy linda que nos plenifica como religiosas porque como el Papa Francisco nos ha dicho en más de una ocasión, no se trata de una vida estéril sino de una maternidad fecunda y desde luego espiritual. Realmente es muy fecunda porque vemos los frutos en nuestros hijos que acompañamos en todas sus etapas”.

Misión

Para la hermana Sonia Díaz, Misionera del Sagrado Cora- zón de Jesús, la maternidad espiritual es ser fecunda en su misión que es vivida con pro- fundo amor. De igual manera, mencionó que “Estoy llamada a engendrar el valor de la vida a todos aquellos que se acercan a mí; escuchándolos, dando una palabra oportuna, un consejo a tiempo, orando por ellos; para que puedan encontrar en mí una hermana, amiga y madre. ¡Cuántos hijos espirituales Dios me ha permitido engendrar!”. La íntima unión que tienen las religiosas con Jesús, su esposo, es lo que les hace poder iluminar la vida de otras personas y encaminarles para trascender en su vida de fe.

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