Halloween ha pasado de ser una celebración con connotaciones religiosas a una festividad comercial que promueve valores alejados de la fe cristiana. Este cambio ha generado preocupación en la Iglesia, que insiste en la importancia de educar a los niños según los principios evangélicos, advirtiendo que Halloween no está en consonancia con lo que Dios nos pide.
1970
El Papa Pablo VI reafirmó la importancia de la celebración de todos los Santos, enfatizando que el 1 de noviembre debería ser un día de reflexión y veneración, en contraposición con Halloween.
Distorsión
El diácono permanente Víctor Fernández señala que Halloween ha sido distorsionado por la mercadotecnia y la sociedad secularizada, lo que afecta especialmente a nuestra niñez. “Los niños están en una etapa formativa y es crucial enseñarles principios evangélicos, que no tienen relación con la comercialización de productos o con modas sociales”, afirma Fernández. Además, destaca que este tipo de celebraciones, sin orientación adecuada, puede impactar negativamente la conducta de este sector. “Hoy día, Halloween promueve más los placeres y la lujuria que cualquier otro aspecto. Muchas tiendas aumentan sus ventas sin considerar el impacto en los valores de los jóvenes”, comentó Fernández.
Nora Orellana, catequista de la Parroquia San Nicolás Obispo en Santa Bárbara, también subraya la importancia de la formación espiritual desde el hogar. “No podemos permitir que una celebración vacía desplace los valores cristianos que debemos transmitir. Si no les mostramos el camino, las influencias externas lo harán”, añadió. Los padres tienen la responsabilidad de guiar a sus hijos para que comprendan que esta festividad, tal como se celebra hoy, contradice los valores cristianos.