Homilía del señor Arzobispo para el Miércoles de Ceniza

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“Caminemos juntos en la esperanza”, es el mensaje del Santo Padre para esta cuaresma, y fíjense, nos lo envía desde el Hospital, desde la fragilidad y la finitud, experiencias humanas no solo inevitables, sino cotidianas y diríamos que sanadoras.

“Caminemos juntos” nos ha pedido el Papa. Él que está ahora mismo postrado, pero que sigue peregrinando, sabiendo que su camino y el nuestro, tiene una meta, la vida plena en Jesucristo Resucitado. Y si la meta es común para todos, siendo el mismo Señor el camino a recorrer, es evidente que lo que el fin eterno une no lo debe separar el tránsito de la historia. Por ello “caminemos juntos”, porque venimos de un mismo amor creador (“recuerda que eres polvo”), y porque “creemos en el mismo evangelio” que es la Buena Noticia Jesucristo. Sería contradictorio y una pérdida de tiempo, caminar solos. Porque en el “ir juntos con Jesús”, hoy empezamos a conocer nuestro mañana.

En la esperanza. La que no defrauda, la que no está en nosotros mismos ni en nuestros artificios, sino la que está sustentada en Dios. Esa esperanza que no adormece, sino que sostiene el caminar.

El evangelio del miércoles de ceniza nos recuerda la sana interioridad y la auténtica exterioridad con la que vivir nuestro ayuno, oración y limosna.

  • Cuánto más auténtico sea nuestro ayuno, habrá más solidaridad y menos hambre.
  • Las prisas y los ruidos, el exceso de mensajes y de imágenes, nos impiden entrar en nosotros mismos. La oración serena, sin prisas, calmará nuestras mentes y fortalecerá nuestros corazones.
  • En un mundo de consumo y posesión lo que acaba creciendo es la insatisfacción. Las bienaventuranzas nos muestran el misterio de la verdadera felicidad, que radica en el ser para los demás y en el compartir solidarios. La limosna vence a la indiferencia y ayuda a nuestra alma.

Somos polvo, sí, pero el polvo con el agua bautismal se convierte en arcilla, y ésta en manos del Alfarero forma un vaso nuevo. Con esta serena convicción, con el signo de la ceniza e iniciando la cuaresma, nos abrimos hoy a la entrañable misericordia de Dios.

Esta cuaresma, caminemos juntos en la esperanza que no defrauda.

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