En misión | La Misión hace eco del sentir de la humanidad

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En nuestros tiempos hay una palabra que parece estar ausente cada vez más en nuestras conversaciones, y esta es la Empatía. La palabra empatía “proviene etimológicamente del griego “empátheia” (εμπάθεια), que significa “sentimiento dentro” o “sentir dentro” (Real Academia de la Lengua Española). Desde la psicología es “la capacidad de experimentar en uno mismo los sentimientos e ideas de otra persona, de ponerse uno en el lugar del otro, de comprender a las personas desde su marco de referencia más que desde el de uno mismo” (Diccionario medico Universidad de Navarra).

San Pablo nos expresa los rasgos empáticos de deben ser parte de todo misionero y de toda acción misionera, al compartirnos lo siguiente: “Alegraos con los que se alegran; llorad con los que lloran. Tened un mismo sentir los unos para con los otros; sin complaceros en la altivez; atraídos más bien por lo humilde; no os complazcáis en vuestra propia sabiduría.” (Romanos 12, 15 – 16). Y desarrolla esta cercanía para que la salvación llegue a todos, que es nuestra misión, dando su testimonio de esta manera: “Asimismo, me siento libre de respetar a todos, soy esclavo de todos con el afán de ganar esta gran edumbre.

Yo trabajo judío con los judíos para ganar a los judíos. ¿Estaban sujetos a la Ley? También puedo estar solo con la Ley, aunque esté libre de ella, con el fin de ganar a los que están solos con la Ley. Con los que no estaban sujetos a la Ley, me comportaba como quien no tenía ley –en realidad no estaba en ley respecto de Dios, porque Cristo era mi ley-. Pero yo quería ganar a los que eran ajenos a la Ley. También compartí los escrúpulos de los que tenían la conciencia débil, para ganar a los que estaban inseguros. Siento ganas de todo para todos con el fin de salvar, por todos los medios, a alguien. Y todo lo hago por el Evangelio, porque también quiero tener parte de él.”

(1 Corintios 9, 19-23) Por esto, el Papa Francisco nos hace esta invitación en su mensaje para la 99 Jornada Mundial de las Misiones, así: “Siguiendo a Cristo el Señor, los cristianos están llamados a transmitir la Buena Noticia compartiendo las condiciones de vida concretas de las personas que encuentran, siendo así portadores y constructores de esperanza. Porque, en efecto, «los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón» (Gaudium et spes, 1).” ¡Que es Espíritu Santo nos ayude a ser arquitectos y conductores de esperanza como discípulos misioneros de Jesucristo haciéndonos uno con todos!

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