La Misa de este viernes 24 de julio fue oficiada por el padre Carlo Magno Núñez rector de la Basílica, en su homilía dijo que la primera lectura “nos pone en sintonía con algo más grande que el arca de la alianza, recordemos que para el pueblo de Israel, el arca de la alianza era un símbolo de la presencia misma, del Señor.
Jeremías, manifestó “nos pone lenguaje simbólico de algo más grande que va hacer la presencia de Nuestro Señor Jesucristo, aunando un poco en esta primera lectura, el lenguaje simbólico y enriquecido de los profetas a veces puede pasarnos por desapercibidos, sencillamente porque su digna belleza nos envuelve en su forma y con su estilo muy particular”.
El padre Magno sostuvo “Jeremías lanza el signo de esperanza al pueblo y les dice lanzaré pastores, según el corazón de Dios, les daré pastores según el corazón de Dios le s dice Jeremías, frase que San Juan Pablo II utilizó para una carta encíclica, sobre la formación y los sacerdotes pastores dabo bovis, utilizando estas palabras de Jeremías les daré pastores según el corazón de Dios y en realidad.
Además añadió que “esta frase también representa todo el anhelo de la Iglesia al rogar por sus ministros y pidiendo también de que cada ministro sea configuración del corazón de Dios que es misericordioso, que es un corazón que alcanza a todos por eso se preocupa Jeremías de los pastores y aquí el termino pastores está dirigido también a los dirigentes, aquellos que tienen responsabilidades sobre los demás que actúen sobre el corazón de Dios y no sobre sus caprichos y ambiciones, porque muchas veces los pastores los que dirigen quieren complacer a unos pocos”.
Jeremías dice no hay que hacerlo según el corazón de Dios, el corazón de Dios no tiene exclusión por persona, el corazón de Dios acoge a todo hombre y a toda mujer a eso se refiere Jeremías, pero también el mensaje pequeño, que hay y que muchas veces no se entiende es el del tabernáculo y este puede quedar oculto sostuvo.
El Evangelio continuó “nos presenta una siembra abundante, el evangelio nos trae este tema, la abundante siembra de la palabra, es natural y es frecuente que leamos este texto desde el análisis de los terrenos, pero hay otra lectura posible, que algunos estudiosos dicen corresponde más a la interpretación primera de Jesús al mirar el poder de la semilla”.
¿Nuestro Dios es un Dios que desperdicia? Peguntémonos dijo “nos vemos que muchas veces para nosotros se desperdicia atardeceres bellísimos que nadie los ve, colores preciosos, que nadie agradece, paisajes de ensueños que nadie canta”.
Solemos llamar a la parábola que hemos escuchado, la parábola del sembrador, pero quizá podríamos llamarla mejor la parábola de la semilla victoriosa, porque esta es la historia de una semilla, que aunque rechazada, oprimida secuestrada, siempre se sale con la suya y desde la abundancia de su amor todo lo gobierna, así es Dios concluyó.