Hay hondureños que destacan por su gran labor. Muchos de ellos, desde el anonimato, aportan a la sociedad su conocimiento haciendo grandes cosas. Ese es el caso de don Virgilio Madrid, quien durante años dejó huella y no solo en la Iglesia, sino en la sociedad en general. Este hombre de Dios, ha partido a vivir su Pascua Eterna, luego de muchas luchas, pero estuvo siempre convencido de que la morada celestial, era su meta.
Legado
Durante la Misa de exequias, Su Eminencia, Óscar Andrés Cardenal Rodríguez, Arzobispo Emérito de Tegucigalpa, envió un emotivo mensaje a los familiares y conocidos de don Vilo, como se le conocía cariñosamente. “Este hombre de Dios, aportó mucho a nuestra sociedad. Él amaba a la Iglesia y estuvo siempre para servir en lo que fuera”, expresó el Cardenal.
De igual forma recordó su pluma prodigiosa en la escritura, sobre todo, en este Semanario FIDES, quien durante años estuvo encargado de escribir el editorial. “Los obispos de Honduras siempre me preguntaban quien escribía esta columna y cuando yo les decía que era don Vilo, ellos me expresaban que realmente era una escuela la que él estaba dejando para Honduras”, recordó el Su Eminencia.
Clotis Zúniga, amiga muy cercana de don Vilo y quien lo conoció sirviendo en la Renovación Carismática, donde él fue dirigente, recuerda que “Él era hombre de fe, que supo dar testimonio con su vida; un hombre de familia, la verdad que ahora tenemos un ángel en el cielo”. Su hijo, Rafael Eduardo Madrid, lamentó esta sensible pérdida, pero también reconoció que ya estaba al lado de su Padre Celestial. “Él fue un hombre de grandes principios y lo predicaba con su ejemplo. Nosotros estamos llamados a ser como él”, manifestó.
Vida
Nació en La Ceiba el 12 de marzo de 1938. Su padre se llamaba Virgilio Madrid, al igual que él y su madre Ada Solís. Su vida la paso con su abuelo, porque sus padres se separaron, pero él lo crio con valores, buenos ejemplos y le dio mucho amor.